Anexo tres

 

Sebastián de Jócano y Madaria

 

1793

Nacimiento de la denominación: Contabilidad por "Partidas Dobles"

 

 

DISERTACIóN

 CRíTICA    Y    APOLOGÉTICA

 

DEL   ARTE   DE   LLEVAR   CUENTA   Y   RAZóN

 

 

 

Sebastián de Jócano y Madaria

 

Nace en Orduña (Vizcaya), en la parroquia de San Juan de Mercado el día 20 de enero de 1738, hijo de Juan Bautista de Jócano y de María Antonia de Madaria, casó con doña María Josefa de Zuloaga.

 

Viajó a Caracas en 1772 como experto conocedor de la contaduría principal de la Real Compañía Guipuzcoana de Navegación de Caracas y regresó a España en 1776 para ocupar una plaza como oficial octavo de la Contaduría General de las Indias. Juró su cargo como Ministro Supernumerario del Tribunal de la Contaduría Mayor de Cuentas, el día 6 de marzo de 1798.

 

Suele Dios  descubrir á algunos muchas cosas nuevas para mayor bien , y nadie debe impugnarlas con pertinacia por solo haber aprendido ántes otras , sino abrazar con gusto las que de nuevo se presentan , si son mejores y mas útiles. S. Cipriano , segun S. Agustin , en el libro 2. de Baptismo contra los Donatistas.

        Siendo inclinacion natural del hombre el deseo de saber , esto es , de buscar la verdad , se puede decir , que ahuyentan de si mismos la sabiduría aquellos que sin exâmen , ni discernimiento alguno adoptan los inventos y opiniones de los antiguos , dexándose llevar de ellos como reses ; cuyo engaño nace de que sentando como un principio infalible el crédito y nombre de los antiguos , tienen por imposible , que ellos siendo modernos sepan y adelanten mas que sus mayores , y que estos siendo mas antiguos hubiesen errado. Lactantio , lib. 2 de Divinarum Institutionum , cap. 7.

        El arte debe variarse siempre que el entendimiento ocurra alguna cosa mejor. Santo Tomás I.2. quaest. 79.art. 2.

        La Ciencia de los Filósofos anteriores no desanimó á Platon  para entrar él á filosofar é inquirir nuevas cosas , ni tampoco él cohartó los estudios de los demas. Ciceron de Bruto , 3. Orat.

        Yo mismo entiendo , que muchas veces digo cosas nuevas , quando digo las que ya son muy viejas, pero no oidas de los mas.  Cicer. de Oratore.

 

Sirvan de Prefacio.

  

 

I N D I C E.

 

PUNTO PRIMERO

 

Qué es Cuenta , quáles sus partes y qué el llevar Cuentas.

 

PUNTO ll.

 

De tres diferentes métodos de llevar Cuentas.

Primer método.

Segundo método , llamado Partidas sencillas.

Tercer método, llamado Partidas dobles.

Digresion sobre la antigüedad de estos dos últimos métodos.

Convéncese al Señor Baron.

 

PUNTO III.

 

El método de partidas dobles no solamente es adaptable á las Cuentas de una Hacienda pública sino mas necesario y útil en estas que en las del Comercio.

Conclusion.

  

D I S E R T A C I O N

 

No me atreveré a decir qual sea mas digno de vituperio: si aquel que sin ciencia ni experiencia de un arte se atreve á resolver magistralmente contra ella, o aquel que profesándola, mira con indiferencia que se la trate con injusticia, y aun desprecio.

    Parece que el primero tiene algún género de disculpa en aquella natural inclinación del hombre a pretender abarcar en su entendimiento todas las artes y las ciencias; y en aquella muy común flaqueza de pagarse de sus discursos y raciocinios, como si fueran axiomas. Pero ¿que disculpa tendrá el segundo, quando ademas de aquella misma natural y común inclinación, y aprecio de si mismo, tiene por peculiar estímulo el amor de su profesión, cuyo descrédito cede al deshonor de su persona?.

    Aunque no decido. confieso que pesa mas en mi concepto la mengua de éste,, que la de aquel; y por n o pasar por ella, me  resuelvo a echarla de mi, manifestando la que resulta al Barón de Bielfeld por haberse decidido á opinar, que no es aceptable á las Cuentas de las Rentas Públicas de un Reyno ó Estado el método de Partidas dobles.  Opinión indecorosa y perjudicial: indecorosa a todos los que ocupan los empleos de Cuenta y Razón de la Hacienda Pública, en quanto considera su ocupación y profesión por ninguna dificultad, y por tan obvia y común, que se puede fiar á qualquiera muchacho que aun no ha salido de la escuela de primeras letras: indecorosa al arte mismo, en quanto le quiere excluir del honor de emplearse al servicio del Estado y del Público; y perjuducial en quanto persuade á privar á uno y otro de las ventajas que le puede traer un arte, cuya invención, confiesa el Señor Barón, ser excelente para el Comercio.

    Yo, pues, me propongo refutar su opinión, manifestándo, lo primero: Qué cosa sea llevar Cuentas, para que se conozca que el Barón de Bielfeld no tenía el menos conocimiento de esta facultad;  segundo:  Que sea llevar Cuentas en Partidas sencillas y dobles, para que se vea, que el Señor Barón decidió por solo el título;  tercero: Que, según sus principios, es no solamente adaptable, sino incomparablemente mas necesario el Arte de Partidas dobles en las Cuentas de una Hacienda ó Erario Público, que en las del Comercio.

  Para proceder con claridad, y que no se dude de nuestra fidelidad, véase aqui el texto literal del Señor Barón en sus Instituciones Políticas, parte 2, cap. 2, S. 35, en continuación del anterior capitulo, que trata de las Rentas Públicas.

    "El sexto y último objeto de las Rentas, es llevar Cuentas y Registros exáctos del recibo y gasto general del Estado.  La necesidad de esta diligencia es tan palpable, que sería superfluo detener a probarla; pues si un particular que se descuida a poner en orden sus negocios, camina precipitadamente á su ruina, ¿qué paradero tendrá la Administración de unas Rentas, cuyas Cuentas, Papeles y Archivos están en confusión? Con efecto, si en llevar las Cuentas de las Rentas Públicas no se establece la mayor exactitud y precisión, se cae necesariamente en un laberinto, de donde no es posible salir. En  un Reino o Estado de mucha extensión, es natural que las Cuentas formen un cúmulo extraordinario, y que apuren la actividad de los Calculistas mas infatigables, si no se busca el método mas sencillo y mas breve para formarlas. Esta consideración me impide aprobar el uso que se ha introducido en algunos paises de llevar las Cuentas públicas en Partidas dobles, á manera de los Comerciantes, porque aunque esta invención, debida a los Italianos, es excelente para el Comercio de los particulares, yo no la considero adaptable á las Rentas públicas, porque duplica el trabajo del que lleva las Cuentas, porque son pocos los instruidos en ella, y porque el continuo paso y traslado que se hace de las Partidas de un libro á otro,  puede ser ocasión de muchas omisiones y de muchos errores de cálculo.  Mejor es, á mi parecer, seguir el método de asientos simples de recibo y gasto, que sabe executar qualquiera hombre que ha aprendido á guarismear, y que depende de las operaciones mas simples de la Aritmética".

    Esta es la sentencia del Señor Baron, de la cual apelo á la censura de aquellos que quisieron leer y reflexionar sobre lo que se me ofrece exponer en los tres puntos arriba propuestos, que mediante Dios iré deslindando lo mejor que pueda.

 

PUNTO PRIMERO

Que es Cuenta, quáles sus partes, y qué el llevar Cuentas

 

    Cuenta en el sentido de nuestra qüestión es una relación o catálogo de Partidas que se van poniendo sucesivamente, para buscar la suma de todas, quando convenga.  En latin se llamó ratio, y por eso nosotros solemos decir cuenta y razón: acaso por evitar con esto la sola palabra de Cuenta, con que significamos también las operaciones aritméticas.

    La Cuenta tiene tres partes, que son:

1.ª  TITULO

2.ª ACCION

3.ª PASION

 

Del título

    Qualquiera que necesita llevar Cuenta con varios sujetos o personas, y distinguir muchas cosas diferentes que entran y salen de su poder, es preciso que tenga muchas Cuentas o divisiones donde ir sentando cada especie, y las partidas respectivas á cada sugeto, para no confundir ni las cosas, ni su pertenencia.  Esto es bien claro. En qualquier botica ó confiteria se puede tomar modelo de división, y en qualquiera caxon de sastre modelo de confusión.

    De esta necesaria división nace el título de la Cuenta, que es su primera parte, y por cuyo medio se distinguen las cosas y los sugetos, y se buscan y encuentran facilmente quando es menester, como el boticario sus jaropes, y el confitero sus dulces, sin trabajo no confusión, como sucede al sastre con su caxon de retales.

 

De la accion y pasion.

    Es regular que el sugeto con cuyo nombre se ha intitulado la Cuenta, tenga en la prosecución de ella Partidas a su favor, y Partidas en su contra.  Eso mismo sucederá las especies ó cosas, de las quales regularmente entrarán unas y saldrán otras. No pudiéndose, pues, mezclar las Partidas en entrada con las de salida, ni las que son a favor, con las que son en contra del  título puesto en la Cuenta, porque esto sería una enorme confusión;  resulta la necesidad de dividirlas, poniendo a un lado,  ó en un libro las que forman la accion; esto es, las que son a su favor, y al otro lado, ó en otro libro, ó en una mitad de él, las que forman su pasión, esto es, las que son en contra suya.

    A estas dos divisiones se deben poner títulos ó nombre propios, que denoten lo que cada uno contiene.  Pero ¿que nombre las darémos? He aquí una gran dificultad para los que reparan mas en los nombres, que en la substancia.

    Los nombres de estas dos divisiones deben hacer relación al titulo de la Cuenta: Porque si lo que han de contener es la accion y la pasion del sugeto titular de ella, es consiguiente, que los nombres de estas dos partes digan relación a él.  Si se llama cargo la una, y data la otra, explicarán que el cargo contiene las Partidas, que son en contra del título de la Cuenta y la data las que son a su favor.  Lo mismo harán los nombres de débito y crédito, y los de debe y haber: con que la elección debe recaer sobre ellos, que con mas propiedad expliquen la relación, que las dos divisiones tienen al título de la Cuenta.  Han hallado mas propiedad en que el título de la Cuenta y sus dos partes relativas formen algún genero de locución regular, y que con esta única mira han preferido los verbos debe y haber, porque con ellos mejor que con los nombres substantivos cargo y data, débito y crédito, &c. se puede componer una locución regular, diciendo: debe Pedro haber, ó Pedro debe haber; esto es, ya muy viejo en España, tanto en Cuentas de Comerciantes y otras personas, como en las de Real Hacienda, como lo probaría con Leyes Reales y Libros de molde en castellano, de ahora dos siglos; pero no me quiero detener en una cosa tan despreciable.  Por lo que a mí toca, llamense cargo y descargo, debe y haber, débito y crédito, recibo y gasto ó como cada uno quisiere.  No me opongo á que se planten las colunas de Hércules con su Plus ultra que las distingan, ó que subiendo al Cielo tomen el Sol y la Luna, ó alguno de los signos binos, como Castor y Polux, Aries ó Tauro, ó con mas propiedad el de Libra y su balanza, con tal que se designen y separen á un lado las Partidas en pro, y á otro las en contra: y con tal también de que , porque se llamen así ó asá, ó se pongan estos ú otros signos, no se quiera persuadir, que la diferencia en esto la hace en el método de llevar las Cuentas en Partidas dobles ó sencillas.

    Sabido ya lo que es Cuenta, y sus partes, sepamos quál es su objeto, para que no nos quede que deslindar.

    El objeto de una Cuenta es saber el que la lleva, lo que el debe al sugeto titular de ella, ó lo que él ha de haber contra el titular de la Cuenta.

    Por exemplo, Pedro Fernández me remite dinero para sus encargos, y yo los executo.  Yo le llevo la Cuenta con su nombre y apellido: la divido en dos partes con los nombres debe y haber: le abono en este lo que me envia: le cargo en aquel lo que yo pago, y siguiendo este órden, tengo siempre la Cuenta en disposición de saber por el cotejo del debe y el haber, quanto es lo que el me debe, ó lo que él ha de haber de mí, que es el objeto del trabajo y cuidado de mis asientos.

    Con estos necesarios y fundamentales conocimientos vengamos á nuestro propósito, que es saber qué sea llevar Cuentas.

    Llevar Cuentas es ir sentando en ellas las Partidas según corresponde.

    Y ¿como corresponde? Reflexiónese sobre su objeto, y se conocerá, que corresponde, lo primero: sentarlas en la Cuenta de aquel título a quien pertenecen, y no en otra; y lo segundo: sentar en su accion las que son a su favor, y en su pasión las que son en su contra, y no en una ú otra indistintamente.

    Esto en suma es llevar Cuentas; para lo cual se distinguen dos métodos:  uno que se llama Partidas sencillas, y otro que se llaman de Partidas dobles.  A su tiempo veremos en que se diferencias substancialmente estos dos métodos:  ahora baste saber, que por Partidas sencillas entienden, los que no lo entienden, el método de llevar Cuentas, haciendo de cada partida un solo asiento en una sola Cuenta: y por Partidas dobles el de llevar Cuentas haciendo de cada Partida dos asientos en dos diferentes Cuentas.  Pero quedemos bien firmes en que ambos métodos tienen por común  objeto el llevar Cuentas; esto es, colocar sucesivamente en las Cuentas las Partidas según corresponde. De esto se trata solamente ahora, no de las operaciones de aritmética, por cuyo medio se ajusta el tanto ó quanto de las Partidas, porque esto es arte muy distinto, que no tiene mas conexión con el sentarlas, que la que tienen los dientes y las muelas con el estómago: y adviertan esto muchos ignorantes, que en oyendo el nombre de Partidas dobles, exclaman muy cargados de razón, que hasta ahora han bastado las cinco reglas: con lo cual muestran tanta ignorancia de la aritmética, como de llevar Cuentas.

    El Señor Barón, pues, quiere persuadir que se lleven las Cuentas de un Erario público con la mayor exactitud y precisión, y que se busque el método mas sencillo y mas breve para formularlas.  Tiene mucha razón en esto, y en las reflexiones en que se funda; pero yo también la tengo para ocurrir á una qüestión que se puede ofrecer á algunos, y es, sobre las voces de que se vale el original francés para explicar la materia que tratámos.

    Tenir comptes, dice:  y lo que esto significa en términos de esta profesión no es tener Cuentas guardadas en un archivo, sino llevar Cuentas:  y por eso el que las lleva se llama Teneur de Livres, Tenedor de Libros, porque él es el que tiene los Libros en que hace los asientos según corresponde;  y por consiguiente es el Contador que leva y tiene las Cuentas, de modo, que su Xefe ó el Particular (como dice el Señor Barón) vea, siempre que quiera, el estado, órden y giro de sus negocios, para dirigirlos con acierto, y evitar su ruina por falta de unas Cuentas, que le den a conocer el estado de su giro y manejo:  y mal pudiera tomar este conocimiento por unas cuentas ya fenecidas y archivadas.  Con que es claro, que las Cuentas de que habla son las corrientes, ú de negocios pendientes;  y por conseqüencia Tenir comptes no es otra cosa, que llevar Cuentas: y en llevarlas bien consiste, segun la expresión  del Señor Barón, el buen orden y gobierno de los negocios, y el evitar la ruina de ellos y de su dueño.  Sin que esto sea decir que unas Cuentas archivadas no sirven de nada.  Servirán, y mucho; pero  no es este el punto de la qüestion, ni la significación de las voces.

    Sobre el método de llevarlas dice, que sea el mas simple y breve pour les former, para formarlas: y esto tampoco significa formarlas para presentarlas quando y donde corresponda exâminarlas y juzgarlas; sino formar, abrir o establecer Cuentas con la debida distinción para llevarlas sucesivamente, según van ocurriéndo las Partidas.  La prueba de esta significación la da el mismo Señor Baron en el hecho de elegir el método de Partidas ó asientos sencillos, y desechar el de Partidas ó asientos dobles,  porque estos son métodos que, como queda dicho, enseñan el modo de llevar Cuentas, no el de formarlas despues de llevadas para darlas ó presentarlas.

    Es indispensable detenerse en estas menudencias, así para no embarazar el discurso, como por ocurrir á efugios y qüestiones sobre las voces.

    Trata, pues, el Señor Baron del modo de llevar Cuentas, y dice, que esto, "lo sabe hacer todo hombre que ha aprendido a numerar, y que depende de las operaciones mas simples de la Aritmética".

    Hay despropósitos que no necesitan de mas impugnación que su simple exposición; y éste es uno de ellos, porque ¿que necesidad hay de discursos, quando se ve tan clara y manifiesta la ignorancia con que se confunde una ciencia con otra?.

   La Aritmética: ó ciencia de los números ó guarismos: solamente sirve para fixar las cantidades que se deben sentar en Cuenta; pero la ciencia de llevar Cuentas sirve para colocarlas, distribuirlas, y digerirlas, como corresponde.  Por lo qual, así como, según el Señor Baron, la Aritmética sirve para todos los cálculos, pero el guarismear es lo de menos, y no basta ser buen Aritmético para ser buen calculista político; á este mismo modo en la ciencia de llevar Cuentas son indispensables los guarismos, pero el guarismear es lo de ménos, y no basta ser buen Aritmético para ser buen Tenedor de libros ó buen Contador: como no basta saber labrar una piedra ó un madero para ser buen Arquitecto. De manera, que (para que lo entiendan todos) así como el comer, los dientes y las muelas mascan y disponen la comida, para pasando despues al estómago éste la digiera y distribuya en substancia á todas las partes del cuerpo; así tambien la Aritmética dispone la materia o cantidad, y fixada ésta, pasa al que lleva la Cuenta, y éste la digiere distribuyéndola como corresponde por los miembros en que se divide la Cuenta en general. Por consiguiente como no hay quien no masque, como y digiera, yo creo, que no habrá quien no conozca que el Señor Baron equivocó las funciones del estómago con las de los dientes y muelas, y que cayó en la flaqueza de meterse á hablar y decir de lo que no entendia.

    El fruto que con esto habrá sacado entre los que entienden, habrá sido alguna carcajada; pero ahora que ya se va á tratar del asunto delante de todos, quizá sacará el que dixo aquella targeta.

 

La temeridad me llamo,

y es fruto de mi guapeza,

que me rompan la cabeza.

 

    Es verdad que no será una herida material, porque solamente caerá sobre su sentencia, dexando su persona sana y salva, como lo piden la razon y la decencia: con cuya protexta vamos siguiendo.

 

PUNTO SEGUNDO 

De tres diferentes métodos de llevar Cuentas

 

    Presuponiendo como verdad notoria, que todas las Artes y ciencias humanas han tenido sus principios y sus progresos, y que al cabo de los 60 siglos de mundo es mas lo que se ignora que lo que se sabe de todas, y de cada una de ellas: es consiguiente confesar, que el arte de llevar Cuentas no fué tan feliz que desde los primeros años del mundo, y desde el punto mismo en que los hombres tuvieron necesidad de Cuentas, hubiese merecido el singular privilegio de tocar la raya de su perfección; ni tampoco tan desgraciado que solo él sea incapaz de adelantamientos. Sentado esto, es forzoso convenir en que el llevar Cuentas es un arte que tuvo sus principios y ha tenido sus progresos.

    No siendo posible saber quales fuéron sus principios, ó qual fué su estado en los primeros siglos del mundo, ni quales fuéron sus progresos hasta que en 1495 se descubrió en Italia el método de Partidas dobles; es necesario pasar por encima de la oscuridad de los tiempos, y ponernos desde luego á exâminar los diferentes métodos que conocemos en el dia, que es lo que hace a nuestro asunto.

    Prescindo desde luego de la disputa que podria ocurrir sobre la rigurosa significación de la palabra método. Este título damos al modo fácil y ordenado de hacer alguna cosa: y le negamos ó llamamos malo al modo pesado, obscuro é inordenado de executarla. Sin embargo llamaré métodos á los modos que conocemos de llevar Cuentas, sin quitar á nadie la libertad de decir que no lo es alguno de ellos.

    Me parece que son tres los métodos que pueden distinguirse en el arte de llevar Cuentas: el primero, el que dictó la razón natural sin auxilio del arte:  el segundo, el que hoy se llama Partida sencilla: el tercer, el que se llama Partida doble.

    Pero antes de tratar de éstos tres métodos conviene repetir y mas repetir (porque hay gentes de dificil acarreo), quál sea el objeto y fin del arte de llevar Cuentas, para que con este conocimiento se pueda discernir la perfección o imperfección de cada uno, y las ventajas de uno sobre otro.

    Es objeto de llevar Cuentas, es, como ya dixe, saber por ellas el estado en particular y en general de nuestros negocios en cualquier tiempo y sazon que se nos pida, ó nos convenga saberlo.

    La materia de nuestros negocios son los efectos efectivos que tenemos en nuestro poder, ó baxo nuestro gobierno y manejo como son  el dinero, los efectos (sean frutos ó mercaderías), y los créditos activos ó pasivos. Todas estas cosas tienen relación precisa á sus dueños; porque ni puede haber materia sin dueño que la posea, ni dueño sin materia sobre que recaiga su dominio: ni puede haber deudor sin acreedor, ni acreedor sin deudor. Por consiguiente lo que debemos saber por las Cuentas para el acertado manejo de nuestros negocios es: que cantidad de efectos efectivos tenemos, con distinción de cada uno; y quales, y quanto corresponde á cada uno de los sugetos con quienes tenemos Cuenta corriente, y lo que nos debe ó les debemos.

    Siendo este el objeto de las Cuentas, se sigue necesariamente, que debemos llevar Cuentas diferentes, tanto de cada clase de efectos, como de cada una de las personas con quienes  contratamos, ó con quienes tenemos correspondencia de intereses. Este es el único medio de saber, quando nos convenga ó se nos pida, que cantidad de cada cosa tenemos sin necesidad de contarla, pesarla o medirla, y quanto corresponde a cada uno, y quanto debemos o nos deben. Muy ageno ha de estar de lo que es manejo de negocios de intereses, el que no sepa que no se pueden manejar con acierto sin estas noticias, y que a cada paso las necesita tener fáciles y expeditas, sin  que haya otro medio para ello, que la exâctitud y distinción de las Cuentas. Esto presupuesto, entremos al examen de los tres diferentes métodos de llevarlas.

  

$.  I.

Primer método.

   

Algunos Autores limitan á solos dos los métodos de llevar Cuentas: uno el de Partidas sencillas; y otro el de Partidas dobles.  El mas antiguo dicen ser el de Partidas sencillas; pero baxo este título entienden el método, sujeto a ciertas reglas y modos que ha dictado el arte. Niegan sin duda el titulo de método al modo que debió haber ántes de establecerse estas reglas. Yo no quiero ser tan rígido, y así llamo por ahora método al modo de llevar Cuentas sin mas reglas ni artificios que los que dictó la razón natural: y este es el que primeramente debemos indagar, para conocer bien y fundadamente lo que en el arte de llevar Cuentas es natural, y lo que es artificial: lo que es substancial, y lo que no lo es.

    Supuesto el objeto de las Cuentas, como queda explicado, no se puede dudar que tardaria poco el entendimiento humano en producir los principios fundamentales del modo de llevar Cuentas: esta es, que debemos llevarlas con distinción, tanto de los efectos efectivos, como de las personas; porque si este era el objeto de un trabajo tan molesto, saber lo que tenemos, y saber cuyo es, la luz natural estaba dictando, que así como por los nombres se distinguen las cosas y las personas, debian distinguirse del mismo modo por las Cuentas.

    Lo primero, pues, que con esta luz natural se practicó, fué tener un Libro que primero sería de pergamino, despues de papel, primero de pliegos horadados ó agujereados, y despues cosidos o enquadernados, pero de qualquiera materia y forma que fuese, con las convenientes separaciones de cosas y personas, para ir sentando lo que dé cada efecto en traba, ó salida nuestro poder: lo que cada persona nos daba o enviaba, y lo que nosotros dábamos ó embiábamos á ella.

    Que este Libro ó estos asientos estuviesen divididos en dos Libros, uno para los efectos, y otro para las personas: uno para el efecto del dinero; y otro ú otros para las demas clases de efectos materiales, como son frutos ó mercaderías, y aun otro para ciertos créditos ó deudas activas y pasivas en comun; esto no es substancial, y cada uno según el cúmulo de sus negocios, ó segun su gusto, haria las separaciones que le pareciesen mas convenientes. Lo substancial puramente de este método se reduce, á que habia un Libro, que nuestro Bartolomé Salvador de Solorzano (de quien hablaré mas adelante) llama Libro comun, y Libro de pliego horadado, en el cual se tenian ó llevaban estas diferentes Cuentas de los efectos y de las personas, y que tituladas con sus respectivos nombres, y divididas en accion y pasion,, ó entrada o salida, se daminaba al fin de saber lo que habia en cada cosa o efecto, y lo que correspondia a cada persona , mediante la diligencia de sentar en las Cuentas de los efectos lo que entraba o salia, y en las de las personas aquello mismo que en ellas daban ó recibian.

    Sentados estos principios fundamentales, que sin mucho discurso debió dar a conocer la luz, y razon natural, movida y excitada de la necesidad y de la experiencia, fué forzoso  el haber de hacer dos asientos igualmente circunstanciados de cada Partida: uno en la Cuenta del efecto  que entraba o salia; y otro en la de la persona que la recibia o la daba:    porque, como ya hemos dicho, no puede haber materia si dueño, y uno y otro son objeto de la Cuenta.

            En este estado veamos el modo en que se deberían sentar las Partidas, y para ello tomaré la primera que Mr. Laporte propone en su tratado de Partidas sencillas por ser esta misa la que pienso tomar en llegando a tratar de los dos métodos.

            Propónese en ella la compra de una porción de cera á Carlos Harlan el día 12 de enero, cuyo valor no se pagó hasta el día 4. En este deberemos hacer nuestro asiento con la mira fixa al objeto de la Cuenta, que es (como queda dicho, y no me cansaré de repetirlo) saber, quanto quiera que sea necesario, qué efectos tenemos en nuestro poder, y cuyo son.  Considérese nuestra la cera por el hecho de la compra, ó considérese todavía de Harlan mientras no se la pagamos, es indispensable hacer un asiento en una Cuenta que debemos abrir de la cera, para saber lo que tenemos en este efecto, y lo que nos ha costado; y debemos hacer otro en la cuenta que debemos tener con Harlan para saber lo que le debemos.     

            Esto supuesto, los asientos en las Cuentas de la Cera, y del que la vendió, se harían de este modo ú otro semejante, pues la explicación sería al gusto, ó según las explicaciones de cada uno.

 

A D V E R T E N C I A.

            Las dos cuentas de cera, y de su vendedor Carlos Harlan, se figuran en el folio siguiente compuesto de las dos llanas, que presenta un Libro abierto: en la una la Entrada, y en la de enfrente la Salida de la Cera, y del mismo modo el Debe, y el Haber de Harlan. Esta disposición de las Cuentas no es propia, ni podía tener lugar en este primer método; pero me valgo de ella, porque facilita la demostración de los dos asientos de la Partida propuesta, y la inteligencia de la concordia, y relación que debe haber entre ellos.     

            En este primer método la disposición de las Cuentas era llevar los Cargos en un Libro, y las Datas o Descargos en otro ó unos en la mitad, y otros en la otra mitad de un mismo Libro: ó correlativamente los Cargos y los Descargos de una misma Cuenta en un Libro, pero con intermisión de folios tomando un cierto número de hojas para los Cargos, y después otro número para los Descargos, según el juicio que se formaba de lo que se necesitaría para cada Cuenta. De este modo no podían dexar de quedar en blanco algunas hojas, entre las hojas de los Cargos y los Descargos; y esto tiene sus inconvenientes, los quales quiso evitar la Ley 10.tít. 18. lib. 5 de la Recopilación de Castilla, mandando, que entre la hoja del Debe y el Haber no dexen hojas en blanco. Además de estos inconvenientes que se rozan con el Público, y fueron el objeto de esta Ley, había otros contra la conveniencia particular del que llevaba la Cuenta en esta forma; porque debiendo hacer menuda explicación de cada Partida en las Cuentas en que se debía sentar, era necesario que se ocupasen muchas hojas con el Debe, y otras muchas con el Haber, y á esto era consiguiente el embarazo en el Libro ó Libros común, y de pliego horadado, porque en suma venia a duplicar el número de las Cuentas, supuesto que con mayor o menor intermisión había una para el Cargo, y otra para el Descargo de cada una, y en el continuo recurso á ellas necesariamente causa un embarazo insoportable.

 

 ENTRADA  ---------------------------CUENTA DE CERA---------------------------------

         En 2 de enero compré á Carlos Harlan dos toneles de cera amarilla en esta forma:

Nº 40. con peso de 850 lib. 72 lib.de tara

     42   ……….…    790 lib. 68 id.

                            1.640     140

                               140

                            1.500  lib. netas á lib. 90 el 100……………………...…  1350

 

 

DEBE---------------------------------CARLOS HARLAN------------------------------------

      Nota. Quando pague a éste la cera haré aquí el asiento del pago para que aí pueda yo saber el estado de Cuenta con este sugeto, y ver que nada le debo. Pero pues me importa para mi gobierno, y es el objeto de mi trabajo, el saber también el dinero que tengo existente, habré de hacer siento de salida en la Cuenta del dinero de las 1.350 libras tornesas que diere a Harlan; y véase aquí que la razón natural está dictando, que toda Partida pide, que se asiente en dos Cuentas: en la del sugeto á quien se compra y paga, y en la de los efectos, que entran y salen de nuestro poder

 

SALIDA -------------------------------------------------------------------------------------------

        Nota.  Quando esta Cera ó parte de ella se vendiese, saldrá de mi poder, y habré de hacer aquí el asiento de lo que hubiere valido, para que de este modo sepa yo siempre que me convenga, lo que de ella me queda, ó si la he vendido toda, y quanto he ganado ó perdido en ella. Sin esta diligencia no lograría el objeto de mi trabajo en llevar Cuenta. Pero pues esta misma razón para que con el dinero que hubiere entrado en mi Caxa por esta cera, deberé hacer asiento de ello en aquella Cuenta; y véase aquí, que así como al comprar hice dos asientos: uno en la Cuenta, y otro en la del que me la vendió: al venderla debo hacer otros dos, porque la luz natural y mi necesidad me lo están dictando

 

HABER--------------------------------------------------------------------------------------------

      En 2 de enero compré a  este  sugeto  dos  toneles de cera

 Amarilla  con  obligación  de  pagarle el día 4 de los corrientes

las 1350  libras tornesas,  que  importan  las  1350 libras netas

de Cera que contenían, según se expresa en la Cuenta de ella……..  1350.

 

     Me parece, que no cabe duda en las conclusiones que de lo dicho resultan, y son:

            1.ª Que la luz natural dictó llevar Cuentas de los efectos efectivos que entran y salen de nuestro poder; como también de las personas con quienes se tiene correspondencia de intereses.

            2.ª  Que de esta lección de nuestra razón natural, y de la necesidad de que toda Partida tenga materia, y ésta algún duelo, resulta la necesidad de hacer de cada Partida dos asientos en dos diferentes Cuentas.

3.ª  Que sin esto no es posible lograr el objeto de la penosa tarea de llevar Cuentas, á lo menos con la exactitud que pide el acertado manejo, y pronta expedición de nuestros negocios.

            Aquí tiene el Señor Barón de Bielfeld una idea clara, precisa y natural del gran negocio de llevar Cuentas, y del primer método, o sea modo, que por la sola razón natural debió practicar el mundo Contador en su niñez, quando no se puede decir, que hubiese inventado modos de complicar los negocios y las Cuentas, y quando por consiguiente estaban estas en camisa, ó en toda su natural simplicidad.  Aquí tiene el arte de llevar Cuentas con toda aquella sencillez en que podía estar la ciencia de los números o la Aritmética, quando no se sabia que hubiese en este arte mas operaciones, que las de aumentar o disminuir, ó sea sumar y restar como dicen los chicos de la Escuela; y quando para aumentar no había mas regla, ni modo que ir poniendo v.g. un peso duro sobre otro, porque aun no había venido el Señor Pitágoras a molestar al mundo con su jerigonza de 2 veces 4 son 8, y 4 veces 8 son 32, que tantos azotes y pesares ha costado, cuenta, y costará á los muchachos: pretendiendo el buen hombre meter al mundo en la cabeza en lugar de las famosas cinco reglas la de que se debía hacer guerra aunque fuese a sangre y fuego á cinco cosas, y una de ellas la ignorancia; máxima que tantos mártires ha labrado en el mundo.

            Pero en fin el Señor Barón busca, y quiere un método sencillo y breve, y no sabe lo que escoge, ni lo que desprecia: y así considerándole de buena fé, debemos hacerle ver, que este simplicísimo método, no es tan breve, que no pueda abreviarse mas  sin perjuicio de la sencillez, y que así como la aritmética tuvo su Pitágoras también el arte de llevar Cuenta ha tenido el suyo.

            El método que se acaba de ver, tiene contra la brevedad y la economía un defecto bien claro, y consiste en que, como advierte el citado Solórzano, no tiene Manual, que de la individual explicación de la causa y razón de las Partidas; y por esa falta los dos asientos que necesariamente pide cada Partida, necesariamente han de llevar la explicación individual de ella, repitiendo en el uno aquello mismo que se dixo en el otro, ó muy poco menos, como se ha visto en los que se han demostrado: lo qual hace que la Cuenta sea pesada, y acaso hizo la separación de los Cargos, y los Descargos en diferentes Libros, ó en uno por mitad.

            Tiene ademas otro defecto gravísimo, y es la independencia de ambos asientos entre si, de donde resulta la necesidad de hacerlos ambos luego que se han concluido los negocios de donde proceden, para que de este modo no se olvide alguno de ellos. Esta precisión en medio de las que suelen traer consigo los negocios, y los negociantes, causa no pequeño embarazo: de modo, que para no faltar a la Cuenta, seria necesario disminuir los negocios; y como la multiplicación de estos nace de la fortuna del negociante, de aquí es, que, cargados de negocios, y ansiosos de su pronta expedición se embarazaban en la Cuenta, hubiesen procurado aligerar el peso de ella consultando á la brevedad de lo uno, y de lo otro: que es lo que ha ido procurando el mundo en este asunto, como se dirá sobre el 2º método.

            Si el Señor Baron hubiese tenido a mano quien le advirtiese algo de esto, no dudo que hubiera reflexionado la materia, y conocido, que en ella la sencillez no consiste en lo que ha pensado: lo qual irá viendo aún mas claramente en lo que resta de decir.

 

$.  I I.

Segundo método llamado Partidas sencillas

 

            Aquí comienza a manifestarse ya el arte, y la industria del hombre sobre la materia de llevar Cuentas, pues se establecen reglas, y se enseña modo de abreviar los asientos.

            Convienen Mr. Laporte, y el autor de los Intereses de las Naciones de Europa, en que este método es mas antiguo que el Partidas dobles.  Yo quiero hacerles el honor de proseguir mi discurso en este mismo concepto; pero será sin perjuicio de opinar mas adelante, según me parezca en punto de esta antigüedad.

            Discurro, pues, que á quien se puede mas probablemente atribuir el adelantamiento del arte de llevar Cuenta es al Comercio, así porque sus profesores  trabajan cada uno para sí, y discurren a su propio interés, como porque con efecto ellos tienen mas ocasión de dificultades, y mayor necesidad de vencerlas.  Su crédito, sus aciertos, y sus ganancias dependen en mucha parte del buen orden y claridad de sus Cuentas, y estos son muy poderosos incitativos para no alambicar tanto en lo que toca a esto, como en lo que mira a sus tratos y especulaciones mercantiles.  El interés propio es el que triunfa de toda preocupación, y allana el camino á los inventos de otros: al contrario que cuando falta aquel agudísimo estímulo del entendimiento humano.

            Un Comerciante, pues, cuya profesión le lleva á la multitud de negociaciones, no puede prescindir de su Cuenta.  Ambas cosas caminan á un mismo paso y proporción.  Adonde no alcanza la posibilidad de la buena Cuenta, no llegan tampoco las negociaciones, son quiere venderse a si mismo aun á menor precio que sus mercancías

Supongamos, pues, á un Comerciante cercado de multitud de negocios de compras, ventas, cambios, pagos y recibos, y precisando, á sentar en Cuenta todas las Partidas que van causando estas operaciones, porque n o hay ningún enemigo mas engañoso que la memoria.  Cada Partida habia de ocuparle con dos asientos, ámbos igualmente dilatados, é igualmente expresivos del caso y de sus circunstancias, como ya queda explicado.

En esta situación ¿Qué remedio mas oportuno, ni mas natural que un apunte provisional, que ocurriese a la fragilidad de la memoria, y a la expedición de los negocios, y facilitase el hacer con seguridad y con sosiego en horas y días menos ocupados los asientos correspondientes en las respectivas Cuentas?. Ya se ve, que la luz natural atizada del propio interes debió presentar este recurso.

            He aquí,  pues, un Quaderno, ó Libro, que con título de Diario, Manual, Borrador ó Memorial sirviese al propuesto fin de sentar las Partidas, según se fuesen sucediendo, para sentarlas después con sosiego, sin erratas, ni enmiendas en las Cuentas de los efectos dados o recibidos, y de los sugetos que los dieron o recibiéron.  Véase aquí á mi entender, como se haria, y el primer paso hacia la perfección del arte.

 

 Dia 2 de Enero de 1712.

            Comprados a Cárlos Harlan 2 toneles de cera amarilla al contado; á saber:

            N.º  40. con peso de 850. lib.     72.  tara

                   42. . . . . .. . . . . .  790…. . . .  68.

                                              1640         140

                                                140

                                              1500.   lib. Netas á lib. 90 las 100. ………….      1350

 

            No tardaria mucho este comerciante en descubrir la ventaja que de este Diario podia sacar á favor del Libro, ó libros comun, ú de pliego horadado donde tuviese las Cuentas, y en alivio del trabajo de sentar en ellas las Partidas que tenia apuntadas en el Diario.  Este propio trabajo, en si mismo muy pesado, daría otro eslabonazo al pedernal de su entendimiento, y produciría este discurso.

            Si yo tengo en mi Diario hecha la individual expresión de las Partidas, y este Diario está en mi poder para poder usar de él cuando yo quiera  ¿quién me manda a mi repetir en las Cuentas la misma relación que me dará mi Diario siempre que la hubiese menester?  Una breve indicación con remisión al Diario basta y sobre en las Cuentas, pues todo el efecto que se busca en ellas, que es saber el tanto ó quanto de cada una, se produce por los números, no por la relación de la causa y forma de las Partidas.  Luego, puedo yo separar y reducir al Diario la menuda explicación de las Partidas, y remitiéndome a él, sentarlas muy concisamente y por mayor de las Cuentas; así como el índice de un Libro remite a sus capítulos, y como un Juez en sus sentencias da a cada uno su derecho, aplicado a uno lo que tiene el otro, y quando mas solamente indica los fundamentos que tiene para ello, remitiéndose a los autos. Este mismo oficio hago yo en mis Cuentas, y esto mismo puedo hacer en mis asientos.

            Dicho y hecho.  Este Comerciante era dueño de su casa é hizo lo que halló mas conveniente á sus intereses, sin dar oídos a las prácticas y costumbres de sus abuelos, suponiendo, que si estos vivieras, le aprobarían el pensamiento; y ¿Quién puede dudar que lo harían, y aun se lo agradecerían con alguna buena manda en sus testamentos?

            He aquí, pues, otro paso muy largo hacia la perfección de este arte. La clara e individual explicación de las Partidas se reduxo a un asiento solo hecho en el Diario.  La explicación y distribución de ellas en las respectivas Cuentas de las personas y de los efectos ó materias en el Libro común se aligeró de la carga de la repetición: logró el comerciante un lucro de tiempo para la expedición de sus negocios, se proporcionó por consiguiente á ser capaz de abarcar mas números de ellos, y se ahorró el salario de uno, dos ó mas dependientes que necesitaba para la forma antigua de sus Cuentas. Todo esto lucró este hombre sin mas diligencia, que dar á su Diario, Borrador, Manuel o Memorial cierto género de autoridad  y oficio, que antes no tenía; pues en su origen no fue mas que un socorro provisional de la memoria por donde se aseguró la Cuenta sin faltar a la expedición de los negocios, y ahora pasó a ser además de esto un socorro y auxilio constante para aligerar la Cuenta de la pesada repetición individual de la causa y forma de las Partidas.

            Por conseqüencia de esto, el Libro común ú de pliego horadado, en que llevan las Cuentas, en que se llevan las Cuentas, varió la forma y disposición de éstas, y aún su nombre, porque mediante la concisión de sus asientos, no solo pudo contener mas número de Cuentas, y reunir las que andaban separadas en otros Libros, sino hacer que cada folio compuesto de las dos llanas, que presenta un Libro abierto, fuese capaz de contener una Cuenta, aunque larga, ó algunas si fuesen cortas, con su cargo y descargo, uno en una llana y el otro en la otra, baxo de su título, y no como antes, que andaban separadas estas dos partes constitutivas de la Cuenta.  Este Libro pues, en esta nueva constitución, dependiente del Manuel ó Diario en quanto a la individual y menuda relación de las Partidas, se llamó primero, ó mas comúnmente Libro de Caxa, y después Libro Mayor, ó de Extracto ú de Razón, porque da razón individual de cada Cuenta, y la da en extracto y por mayor de sus Partidas, a diferencia del Manual ó Diario, que sin distinguir, ni separar las Cuentas explica y da razón por menor de sus Partidas.

            Con esta novedad vino a causarse un nuevo método de llevar Cuentas, cuya diferencia del antiguo, explicó nuestro Solórzano en su cap. 4, por estas palabras “Lo qual  no pudiera hacerse si la tal Cuenta estuviese escrita en un Libro comun ó en Libro de pliego horadado, por que (nótese bien la razón), qualquiera de estos Libros no tienen Manual y forzosamente se ha de escribir en ellos muy extenso en cada Partida la razón de ella” De modo, que la diferencia de métodos consistia en que el anterior no tenia Manual, y el nuevo le tuvo para el fin explicado de no repetir en cada Partida por extenso la razón de ella. Y véase aquí, que quando en las leyes en las leyes 2 y 5, lib. 8, tít. 7 de las de Indias leemos Libro comun y general, y en la 16 y 19 de los mismos, tit. Y lib. de ellas, y en la 10, lib. 5, tit. 18 de la Recopilación de Castilla leemos Libros Manual y Mayor ó de Caxa, debemos entender, que tratan de dos diferentes métodos de llevar Cuentas:  uno el de Libro comun, que  no tenia, ni tiene Manual, y otro mas moderno el de un Mayor con su Manual: y prescindamos ahora de la qüestion de si estas leyes hablaron del método de Partidas sencillas, ó del de Partidas dobles.

            De esta constitución del Manual ó Diario pasó mas adelante el discurso pretendiendo nuevas ventajas, pues el entendimiento también tiene su codicia, y ayuda con sus esfuerzos á la de la voluntad.

            Hecho el Diario un registro general de las Partidas para explicarlas individualmente, se trató de que no solamente fuese Relator, sino Maestro, y guia para la operación de pasar las Partidas al Mayor á las Cuentas en donde se debian colocar:  pero véase aquí la lentitud y pesadez con que el hombre camina en sus inventos.  Debia buscar el modo de sentar las Partidas en el diario, en términos que guiase á todas aquellas Cuentas á donde se debian pasar y colocar; v. gr. Debia guiar á la cuenta de la cera en donde se debia hacer asiento de la entrada de este efecto;  y tambien a la de Carlos Harlan, á quien se debia abonar en la suya su valor, supuesto que uno y otro asiento se debia ejecutar según las reglas ó documentos de la simple razon natural, según queda dicho en el  $.  antecedente.

            No llegó a tanto por entonces el entendimiento del que lo buscaba:  solo atinó con el modo de guiar a las Cuentas de los sujetos ó personas a quienes debia, ó de quienes tenia que haber;  porque acaso consideró, que los yerros que pudiera cometer en estas, eran de mayor conseqüencia, que los descuidos a que quedaba expuesto, dexando de hacer asiento en las Cuentas de los efectos que recibia o daba; y con esta idea predominante solamente halló reglas para sentar las Partidas en el Diario de modo que guiasen á las Cuentas de las personas que resultaban deudoras o acreedoras.

            Sin dexar, pues, de hacer como ántes los asientos en las Cuentas de los efectos, limitó las reglas y la guia del Diario á las de las personas; y así estableció estas dos reglas, que se pueden ver en el tratado de las Partidas simples, de Mr. Laporte, fol. 13.

           1ª Aquel a quien, ó por cuya Cuenta se dan algunos efectos, sin recibir al tiempo su valor, es deudor, o se le debe cargar.

            2ª Aquel de quien, ói por cuya Cuenta se reciben algunos efectos, sin darle al mismo tiempo su valor, es acreedor, ó se le debe abonar.

            Por el uso y aplicación de estas reglas, el que asiente las Partidas en el Diario, explica quál es la persona en cuya Cuenta debe colocarse después la Partida, y en su debe, ó en su haber.  Veámos el modo, tomando por materia la primera partida que propone en este método Mr. Laporte, la misma que se propuso en el método antecedente.

            El caso es, que he recibido de Carlos Harlan dos toneles de cera, sin darle al mismo tiempo su valor.  Aplicando, pues, las dicha reglas, se halla, que Calos Harlan es, según la segunda regla, el sugeto o persona acreedor a quien se debe abonar en su Cuenta.  El Diario explicará, pues, el sugeto y la qüalidad de acreedor con la causa y razón de su crédito, en esta forma:

 

Dia 2 de Enero de 1712.

HABER.  Cárlos Harlan, libras, 1350, por valor de dos toneles de cera amarilla,            .               que le he comprado al contado;   a saber:

.               Nº. 40.   850. libras.  72.  libras. Tara

                      42.   790.              68.

                             1640.           140.

                                140.

                              1500. lib. netas á lib. 90 el 100 …………………………………  1350.

 

       Este asiento del Diario está mostrando, que esta Partida ha de pasarse y ponerse en el haber de la Cuenta de Cárlos Harlan:  con cuya guia cualquiera lo podrá hacer, sin mas que un poco de cuidado.

            Véase el modo, en que se halla hecho al fol. I del Libro Mayor de Mr. Laporte.

 

      Carlos Harlan.            Debe    |         Haber

                                                       |        Enº. 2 Por 2 toneles de cera………. 1350.

 

            Pero si yo no tuviese mas Cuenta que la de Harlan,  ¿por donde podría saber, quando lo hubiese menester, que tenia esta cera en mi poder, ó que parte de ella habia vendido, quanta me quedaba existente, y quánto habia ganado o perdido en esta negociación?. Estas son unas noticias, que  no pueden fiarse á la memoria: su mucha importancia pide un fiador de mas crédito que ella.

            Yo las debo tener y buscar en mis Libros de Cuenta, porque no he de ir a revolver todo un almacen para saber o que tengo en él; esto aun los antiguos en el simplicísimo método de la razón natural lo conocieron, y por eso lo precavian:  pero ¿Qué ha adelantado el mundo, cuando las reglas de este método solamente me enseñan lo que basta para saber quanto debo a Cárlos Harlan? ¿Qué remedio, pues, para conseguir el objeto de mi trabajo de llevar Cuenta?

            Le da dicho Autor enseñando, pág. 40 y 140, que lleve un Libro llamado de Facturas; y en el forme Cuentas de los efectos, poniendo a un lado el asiento de los que compro y entran en mi poder, y enfrente vaya haciendo otros de los que vendo y salen de mi poder, poniendo en aquel los valores que me cuestan, y en estos ,lo que me van produciendo; por cuyo medio sabré lo que deseo y necesito.

            Tomo, pues, esta lección, que tan necesaria me es, y lo executo en esta forma con toda expresión, porque este es el oficio propio del Libro de Facturas.

 

 Cera de mi Cuenta.----------------------------       Debe    Haber

Enero 2. Por dos toneles de cera                         --

amarilla, comprados hoy a Carlos                             --

 Harlan al contado;  a saber:                                            --

                                                                                                    --

Nº 40.  850       72                                                                            --

Nº 42. 790        68                                                                                   

         1640          140                                                                                       ---

           140                                                                                                              

         1500. lib. netas á lib. 90 el 100…  1350                                                     ---

 

            Bien pudiera yo comenzar aquí mis reflexiones sobre este método; pero antes será bien mostrar el asiento del pago que se hace á Carlos Harlan del valor de su cera, y es la segunda Partida que pone Laporte en este método.

            En este caso la regla primera enseña, que Harlan es el deudor, ó la persona a quien debo cargar la cantidad que le pago, para que matando su crédito, me diga su Cuenta siempre que yo lo necesite, que nada le debo.

            Dirá, pues, en el Diario.

----------------------------------------------------------  dia 4 de Enero --------------------------------------------------

            Debe Carlos Harlan, libras 1350, pagadas por cera comprada

 de él en 2 del corriente. .. . . . . . . . .. . ….. . . . . . . . . …………. . . . . . . . . . . . .    1350.

 

            Pasada esta Partida a la Cuenta de Harlan, se pondrá en el debe, y su Cuenta quedará en esta forma:

 

            Carlos Harlan.                Debe.     |    Haber.

            Enº. 4. Por pago de cera 1350    |    Enº. 2. Por toneles de cera.   1350.

 

            Aquí tenemos, respecto del efecto del dinero que sale, la misma dificultad que a la entrada de la cera: ¿y que remedio da el citado Autor para mi necesidad de saber el dinero que tengo existente? Pues sin esto cada vez de las muchas que necesito saberlo, habré de ir a contarlo.

            Le da en el fol. 127, enseñando, que tenga un Libro de Caxa, y en él la Cuenta del dinero que entra y sale: con que haré el asiento del pago de dicha cantidad en esta forma:

      

Caxa                                                                                                           

  ------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

                                              Debe    Haber.

Enero. 4. Pagadas a Carlos

Harlan  por 2 toneles de cera,

                                                           Comprados el día 2 . . . . . . .. . . .          1350.

         

   Asi se halla esta Partida en el haber de la Caxa, al folio 129.

            Sobre estas demostraciones reflexionemos un poco acerca del método.

            Si viéramos que un lazarillo guiaba á su ciego precaviéndole de tropezar en los cantos del suelo, pero que le dexaba romperse las narices contra una reja, ¿Qué diríamos? Que era un lazarillo a medias, o como el lazarillo de Tormes, que enseñó a su ciego á saltar el arroyo, y le estrelló contra el poste. Pues ¿Qué dirémos de este Diario, que debiendo ser la guia para la buena colocación de las Partidas en sus respectivas Cuentas, solamente conduce al asiento de Carlos Harlan, y no al de la cera, ni al de la Caxa? Diremos, y lo diremos con razón, que si el amo es ciego, el criado es tuerto, pues solo ve por el ojo de las personas, y no por el de los efectos que tiene a su cuidado. Diremos que este Diario es como un piloto de altura que gobierna en mar alta, y no en la costa; o como un cochero, que solo gobierna una mula, llevando a su cargo dos; o como un padre, que teniendo dos hijos solo cuida de la educación de uno, abandonando al otro á merced agena, y a que viva sin sujeción.

            No se puede negar, que así como los efectos o mercaderías son el origen y fundamento de la acción y pasión de las personas, y la materia ó asunto de las Partidas que se han de sentar en las Cuentas de éstas;  de la misma manera el Diario por su oficio de explicarlas, es el origen y fundamento de las Cuentas en que deben colocarse.  De donde se infiere, que un Diario que prescinde de las Cuentas de los efectos, y no explica, ni señala aquellas en donde deben asentarse los que entran y salen,  es un Diario que no cumple con su obligación y oficio, no como quiera, sino en la parte respectiva al origen y fundamento de donde proceden las Partidas de toda la Cuenta, que son los efectos.

            Se infiere tambien, que la conseqüencia natural de este defecto es incurrir en descuidos y omisiones en la parte esencialísima de haber los asientos en las Cuentas de los efectos por falta de aquella guia, y por la separación de los Libros de Caxa y de Facturas en donde, según los casos corresponda hacerse; a lo cual es consiguiente la falta de aquella precisa y necesaria relación y concordancia que debe haber entre unas y otras Cuentas de efectos y de personas, y una casi invencible dificultad de encontrar con la causa de donde procede la discordancia, por no estar sujetas al régimen del Diario las Cuentas y los efectos, y asi no hay en caso de falta o sobra de estos el recurso fácil al Diario, por haber éste abandonado ó emancipado las Cuentas de los efectos.

            Y ¿Qué diré de la limitación de las reglas en quanto única y precisamente se contraen a los casos en que el valor de los efectos que se dan ó reciben, no se reciba ó se pague al mismo tiempo de darlos ó recibirlos?

            De esta limitación resulta otro defecto aun mas enorme, y consiste en que en los casos de compras y ventas al contado no sabremos como hacer el asiento de lo que se paga ó recibe al mismo tiempo de comprar o vender, dar o recibir algunos efectos:  á lo menos es evidente, que este método no da regla para hacerlo, y yo no se que a una ciencia práctica, como, lo es esta, pueda  oponerse defecto mas substancial, que no dar reglas para todas las operaciones, y mas para unas tan freqüentes como estas de comprar y vender, dar y recibir en un mismo acto el precio de lo que se compra o vende: ni se porque se llama método, y mucho menos método sencillo, al que nos envuelve y complica en tan intrincadas dificultades.

            Aun hay mas:  es muy común el caso de que un dinero que tenemos en poder de un corresponsal lo mandemos pasar a poder de otro. En este caso debemos hacer asiento de cargo al uno y de abono al otro.  ¿Cómo haremos asiento en el Diario? Las reglas abrazan ambas personas, y por consiguiente debemos hacer asiento en las Cuentas de ambos; ¿pero el Diario de este método explicará el Debe del uno, y el Haber del otro? No o veo hecho en Mr. Laporte, ni prevenido este caso; pero si se ha de explicar, vendrá este asiento a se como el Diario de Partidas dobles; y si no se ha de explicar sino el Debe ó el Haber de uno de los dos, pregunto, ¿Qué mayor razón hay para expresar uno que otro? Si las reglas comprehenden a los dos sujetos ¿por cual de ellas se dispensa al Diario de expresar el Debe del uno, y el Haber del otro? Véase como en el Diario de éste método ni aun se observan sus propias reglas.

De esto resulta, que pues la causa de esos defectos del Diario procede de falta de reglas relativas á los efectos que entran y salen, y aun no siempre se observan las de las de personas, el defecto original está en el método, el qual es un método manco, un método hipócrita, que baxo el nombre de Partidas sencillas aparenta sencillez, siendo verdaderamente dobles y complicado de dificultades, pues como queda visto, y demostrado hace dos asientos de sus Partidas, no obstante que sus reglas, ni su Diario no lo descubren, y los hace en diferentes Libros, arriesgando la execusión, por la dificultosa guia de su Diario.

Por eso diria yo de este método aquellas coplas que leí hace muchos años.

     

        Pero de apellidos                                                Pelones se llaman

no se ha de hacer caso,                                      tiñosos y calvos,

que yo he visto muchos                                       por no tener pelo,

muy mal colocados.                                             por descabellados.

       Contrahechos unos                                             Y también los mulos

suenan como a chasco,                                      de los maragatos   

porque significan                                                 se llaman rabones,

todo lo contrario.                                                 Y no tienen rabo.

                                           Así á esto Partida

                                           sencilla llamamos,

                                           y lleva mas dobles

                                           que un Monge Bernardo:

 

            No le llamó así Mr. Laporte, sino método imperfecto:  pues no merece otro nombre; y dice, que solo sirve para Mercaderes de por menor, y para artesanos, pues á un Comerciante e consideración no puede subministrar el conocimiento necesario de sus negocios sino con mucho trabajo, y con el socorro de Libros auxiliares.

            Con efecto, la necesidad de este socorro es evidente, porque siendo, como es, necesario llevar Cuentas de los efectos, es consiguiente, que si estas no se llevan en el Libro mayor con las de las personas, se hayan de tener otros Libros para llevarlas. Véase aquí quán parecido es al Señor Barón el Autor de los intereses de las naciones de la Europa quando dice en cap.29, que el método de partidas sencillas es en efecto mas sencillo, y que no exige sino pocos Libros: en todo lo cual está muy equivocado.

            Yo discurro, que en este segundo método quedó todavía por reliquia del que hemos puesto por primero el uso y necesidad de aquellos Libros separados a que obligaba la desunión de las Cuentas, y la ninguna sujeción que tenian á un común y general registro; por cuya causa era forzoso explicar las Partidas con igual extensión en todas aquellas Cuentas á quien decian relación.  En aquel estado eran necesarios Libros diferentes en que repartir las Cuentas para repartir en diferentes manos la pesada carga de sus asientos;  pero ya reducida la individual relación de las Partidas á un Diario que las explicase una sola vez, debió ser utilísimo invento reunir todas las Cuentas formales á un solo Libro, ó á al menos sujetarlas baxo de esa común explicación del Diario, extendiendo éste su guia y dirección á las Cuentas de los efectos, en donde forzosamente se deben asentar para que halla una Cuenta y razón que subministre a su dueño con prontitud y puntualidad todas las noticias que necesita para la breve y acertada expedición de sus negocios.

            Esto es, pues, lo que vino a corregir el tercer método, en el cual veremos sujetar al Diario todas las Partidas en todos los casos y circunstancias sin excepción alguna:  sujetar asimismo á su explicación, y reducir a un solo Libro todas las Cuentas:  asegurar y aligerar sus asientos sin aumentar su número;  y dar regla de guia y de gobierno á todos ellos.

 

$. III.

Tercer método llamado Partidas dobles

 

            Llegó el tiempo de que alguno de los muchos que se ocupaban en llevar Cuentas reflexionas sobre los defectos del método antecedente y halló el modo de corregirlos.  Dícese generalmente, que este hallazgo se debe a los Italianos, y conviniendo en ello Mr. Laporte dice,  que el tratado mas antiguo que habia visto es uno que en el año 1495 dio á luz en Italia Frere Luc, que yo entiendo quiere decir Fr. Lucas. (El Señor Abate Denina en la quinta de sus cartas críticas dice, que los primeros libros de Cuenta y razón de Partidas doble fueron de un sabio italiano llamado Lucas Paciolo. Acaso será este el que Laporte llama Frere Luc.). No dice de qué orden fue éste, al parecer Religioso, ni da otra razón de él.  Acaso sería Procurador de su Convento, y esto le puso en necesidad de discurrir sobre la Cuenta y razón, ó acaso fue antes Comerciante, y tuvo la caridad y buen ánimo de hacer público, y establece lo que andaba privadamente entre pocos, sujeta a las variaciones que sufren las artes que no corren sobre principios conocidos de todos, y expuesto a que se perdiese totalmente, como por falta de un hombre curioso y amante de sus semejantes ha sucedido a muchas cosas útiles, de que solo nos ha quedado la triste memoria de que alguna vez las hubo en el mundo.

            No he vista el tratado de Fr. Lucas, ni se en que términos estableció su sistema; pero Mr. Laporte asegura que le han cultivado muchos Autores de otras naciones hasta ponerle en el estado de perfección que tenia en su tiempo por medio de muchos tratados, que sucesivamente han ido publicando.

            Los Españoles no pudieron ser los últimos en adquirir este invento, siendo tan freqüentes desde muchos años antes y moradores, por  no decir Señores, de Italia; ni tampoco en adoptarle, y en tratarle siendo aquel el siglo de nuestra Nación. (El Señor Abate Denina en la primera de sus cartas críticas dice, que nuestra Nación fue la que de mas cerca siguió á la Italiana quando renacieron las artes, y que los Españoles pretenden haber caminado a su lado, y aun haber precedido en varias cosas a los Italianos, á quienes se confiesa haber sido dos veces Maestros de las demas Naciones). Con efecto Bartolomé Salvador de Solórzano, natural de Rioseco, escribió un tratado que imprimió en Madrid en casa de D. Pedro de Madrigal año 1590, al cual intitulo Libro de Caxa y Manual de Cuentas de Mercaderes, y otras Personas, y le dedicó al Señor Rey Don Felipe II, que según noticias no gustaba de cosas inútiles, ni baladíes.

            Aunque este tratado es del método que ahora se llama Partidas dobles, no le llama su autor así, ni en toda la obra se hace mención de que tal nombre hubiese en el mundo, ni tampoco el de Partidas sencillas; lo cual me da a entender, que en aquel tiempo, que ya iba un siglo del tratado de Fr. Lucas, aun no se le habia bautizado, porque no me parece creible, , que aunque Solórzano no hubiese visto aquel tratado, ni supiese que le habia, emprehendiese el suyo sin que hubiese llegado a su noticia á lo menos el nombre de un método ya muy conocido y usado en España, como que según afirma Pedro Luis de Torregrosa en la censura que dio al dicho tratado, y el mismo Solórzano en su Dedicaria, se habia mandado observar á todo hombre de novicios en Castilla por los años de 1549, y 1552, según la Ley 10 lib.5. tit. 18. de la Recopilación, y en el Reyno de Valencia á petición de los tres Estados en las Cortes de Monzon, que se concluyeron en 1564.

            Dice, que no sabe quien haya sido en primer inventor de estos Libros Manual y de Caxa, pero que se entiende, que fue un hombre solo, y que muchos le han ido perfeccionando poco a poco: que de ellos usaban ordinariamente los hombre curiosos, y de grandes contrataciones y haciendas, naturales y extranjeros, y que por este medio emprehendian muchos mas negocios, y salian con ellos; en lugar que los que no lo entendian y sabian, tenian que acortar los suyos.

            Que con ser esta una ciencia tan importante a la Republica, no se sabia que nadie la hubiese enseñado públicamente, ni tampoco que en España hubiese habido Hasta entonces quien hubiese escrito de ella para enseñarla a otros, sino que de los que la sabian cada uno la enseñaba á quien habia menester, para que les escribiesen sus Libros; de donde habia resultado tanta variedad, que apenas se encontraba alguna conformidad; y para que la hubiese habia tenido por acertado reducir la materia á la mejor orden , que es lo que habia hecho, para que todos la supiesen y la entendiesen.

            De esta relación se infiere, que la noticia de este método, si nació en Italia, vino a España sin nombre conocido, en particular o privadamente, y no por algún trato impreso: o que si vino el de Fr. Lucas, se le ocultó á Solórzano entre la dificultad del idioma extraño, y acaso por algún misterioso recato de los Comerciantes Italianos, los quales no podrian sin embargo excusar el valerse de Españoles que les ayudasen en sus escritorios, y así irian comunicando por necesidad y por pura práctica á alguno de ellos e conocimiento de este método, hasta que Solórzano lo cogió entre los dedos, y quiso hacer a sus compatriotas el beneficio de comunicarlo tal qual él lo habia adquirido.

            También se infiere, que éste fue el primer tratado que se escribió en España, y que el nos muestra qual era el estado de perfección, que este método  tenia entonces en el mundo, porque en aquella época pocos provechos habian hecho en el Comercio, ni Franceses, ni Ingleses, ni Holandeses, para creer que los hubiesen hecho mayores en el método de llevar sus Cuentas. Por lo menos de lo que Mr. Laporte, Holandeses, nos dice, se puede inferir, que ninguna de aquellas Naciones escribió del asunto antes que  Solórzano, y al ver que un Judío llamado Sousa Brito casi copiando a Solórzano dio a luz en Amsterdan y en Castellano un tratado que se imprimió alli en 1706, no seria mucho decir, que con haber sido tantos como  afirma Mr. Laporte los que escribieron de la materia en otras Naciones, ninguno la adelantó mucho mas que nuestro Solórzano. A lo menos el mismo Laporte que escribió su tratado completo hacia el año 1712, dice, que en Francia, donde era bastante considerable el comercio, ni en otros países donde aun era mas estendido, y donde este método era muy usado, ninguno le habia tratado a fondo, ni reducido a principios  ciertos como era creía haberlo hecho él:  y efectivamente Mr. Gobain, que escribió en Burdeos año 1702 ninguno principios, ni reglas habia dado; de donde se puede inferir que entre tantos como escribieron en otras Naciones adelantaron algo, pero no mucho mas que Solórzano, que tampoco dio al arte sus reglas y principios ciertos, que es lo que se puede llamar adelantamiento, y sin cuyo auxilio no era posible tratar á fondo la materia.

            Pero sea de esto lo que fuere, yo no quiero que por la prelación de aquel buen castellano sea mas culpable en sus inmediatos y mas distantes sucesores el olvido de lo que ya no ignoraba, ni debió olvidarse en España, supuesto que se mando observar en Castilla y en Valencia, como queda dicho, á los Mercaderes y hombre de negocios, naturales y extranjeros, y en 1596 por las Leyes 6. 16. y 19 lib. 8. tit. 7. de las Indias á los Oficiales Reales para las Cuentas de Real Hacienda.

    Lo que toca á mi propósito es, que el tratado de Solórzano es el método ahora conocido con el nombre de Partidas dobles. El Libro que él llama Manual es rigurosamente el mismo que ahora (porque lo aprendemos por Libros Franceses), se llama Jornal, y traducido literalmente en Castellano se llamaria Diario. El que él y la Ley de Castilla llaman ahora Libro de Caxa es rigurosamente el que ahora , y entonces también, segun el mismo Solórzano dice, se llama por algunos Libro Mayor, ó de Cuentas, como le llamo la Ley de Indias 16. lib. 8. tit. 7. sin que nadie pueda notar diferencia alguna substancial, entre lo de entónces y lo de ahora.

    El método de la enseñanza en harto bueno, pero la execución de los asientos es pesada, y falta de casos que necesita ver explicados y demostrados el que ha de aprender. Lo peor es,  que no debia haber entónces, ni aun en Italia las reglas fundamentales que despues se han inventado y establecido, y á que se han sujetado los asientos del Manual ó Diario, por medio de las quales puede el que aprende, y se exercita en este método, hacerlos con acierto, que en lo que consiste la buena Cuenta.  En esta parte no se puede negar que se ha adelantado mucho, porque no hay duda que, quando a una ciencia ó arte se fixan reglas y principios de obrar, se facilita la inteligencia y la operación á los profesores, en lugar que sin ellas habrian de estar atenidos a una enseñanza puramente práctica y mecánica, que, ademas de ser muy costosa por depender totalmente de la mas o ménos claridad del Maestro, y la mas o menos memoria y comprehensión del Discípulo, queda sujeto este á no acertar á obrar en casos diferentes, y á olvidar aquellos mismos que vió y aprendió a practicar.

    El defecto pues del método antecedente era la imperfección de su Manual ó Diario, nacida de no haber sujetado á reglas las materias ó efectos para hacer el asiento de aquel Libro. La perfección del Manual ó Diario de este otro método consiste en habérselas dado tanto para los efectos como para las personas, y para todos casos y operaciones, sin excepción alguna.  Esta perfección se buscó por tan diferente camino del antiguo, que habiendo sido este el de tener reglas para solo las personas, al contrario despues se han querido tener par solo los efectos: pues algunos las han reducido á una sola que es ésta. Lo que entra debe á lo que sale: y otros, como Mr. Larue, á dos que vienen a decir lo mismo, y son estas.

    1.ª    Qualquiera efecto que entra en mi poder, ó en el de otro que me representa, es siempre deudor de la Partida.

    2.ª  Qualquiera efecto que sale de mi poder, ó del otro que me representa, es asimismo siempre acreedor á la Partida.

    Por tan diferente camino como todo esto han buscado otros, aun los muy modernos, las reglas fixas de la Cuenta y razon. Pero a mi parecer estas reglas solas necesitan extenderse fuera de sus expresos términos para que alcancen adonde deben llegar: porque contraidas muy precisamente á los efectos como se ve, y habiéndo muchísimos casos en que se ha de hacer asiento en Cuenta sin que en nuestro poder entre ni salga efecto alguno, es visto, que las reglas referidas son escasas. Por exemplo, yo tengo en  mi poder dinero de Pedro, y éste dispone del todo ó parte de ello á favor de Juan, con quien tengo Cuenta corriente, y éste dispone que yo se lo abone en ella.

    Las otras dos tampoco, porque aunque han querido extenderse á las personas, lo hacen de un modo, que no veo por donde pueda nadie acertar á formar por ellas el asiento. pues ni el dinero entra ni sale de mi poder, ni Pedro, ni Juan representan mi personalidad en este caso, sino solamente el dinero que existe en mi poder, este es el que representa mi persona: ni Pedro, de cuyo poder se puede decir que sale, es acreedor, sino deudor, y como tal se le ha de cargar en Cuenta para abonarlo a Juan, á quien lo ha cedido.

      Las reglas fundamentales de una ciencia deben ser precisas, y en lo posible tan claras que no necesiten de explicación, ó ésta encuentre en los términos de las mismas reglas todos los casos posibles, que es lo que me parece se verifica en las que se señala Mr. Laporte, las quales se reducen á las dos arriba dichas, que puso en si Guia de Comerciantes, y otras dos respectivas á los sugetos ó personas que añadió despues, abrazando o queriendo abrazar entre unas y otras todos los casos posibles sin excepción alguna. Estas, como se puede ver en su Ciencia de Comerciantes y Tenedores de Libros, son:

    1.ª Todo efecto que entra en nuestro poder, ó baxo de nuestra dirección y gobierno es deudor, ó debe.

    2.ª Todo efecto que sale de nuestro poder, dirección y gobierno es acreedor, ó ha de haber.

    3.ª Aquella persona á quien, ó por cuya órden diéremos , pagáremos o remitiéremos alguna cosa, es deudor.

    4.ª Aquella persona de quien, ó por cuya Cuenta ú órden recibiéremos alguna cosa, es acreedor.

    Baxo estas quatro reglas cree, que se comprehenden todas quantas operaciones se pueden executar de donde hayan de resultar asientos de Cuenta y razón, porque como el mismo autor explica, todas ellas se reducen á estas quatro.

    1.ª Recibir una cosa y dar otra, como quando se compra una, y se paga al mismo tiempo con otra; en cuyo caso, la que entra es el deudor, según la regla primera, y la que sale es acreedor, según la segunda.

    2.ª Recibir una cosa y no dar otra, como quando se compra y no se paga; en cuyo caso la que entra en deudor por la regla primera, y el sugeto de quien la hemos comprado es acreedor, segun la quarta.

    3.ª Dar una cosa y no recibir otra: como quando vendemos alguna y no cobramos al mismo tiempo su precio; en cuyo caso el que la recibe, ó á quien la vendemos es el deudor, segun la regla tercera, y la cosa vendida que sale es acreedor, segun la segunda.

    4.ª No dar ni recibir alguna cosa: como quando un corresponsal nuestro libra una letra sobre otro tal por Cuenta  nuestra; en cuyo caso el que la libra recibe a nuestro nombre el dinero, ó se lo damos por medio de otro, y es deudor, segun la regla tercera; y el que la ha de pagar lo ha de dar á nuestro nombre, y de él lo recibimos por medio del que lo cobra, y por consiguiente es acreedor, segun la regla quarta.

    Yo no dexo de observar, que puede darse caso en que estas reglas sean escasas; pero no es de mi propósito embarazarme en casos raros, y así prosigo mi asunto.

        Parta establecer dichas reglas, y para usar de ellas es de advertir, que á los efectos de todos géneros, como dinero, y qualquiera mercadería, bienes muebles y raices, se las da personalidad, como si cada cosa de éstas fuese capaz de deber, y de tener que haber, de ser deudor, y de ser acreedor: en lo que hallan algunos una gran dificultad y confusión, y hacen lo que aquel buen camueso, que habiendo puesto á estudiar gramática á un buen hijo suyo, y oyendo que el Maestro le enseñaba a traducir la fábula de Esopo en que hablaban los animales, arrojo el libro diciendo, que no queria que su hijo aprendiese mentiras, y de hecho le puso á arar despidiendo al Maestro con ignominia.

    Como yo no trato de enseñar el arte de llevar Cuentas, no me detendré á explicar el justo motivo de dar personalidad á las cosas que la pueden tener. Baste saber, que ellas no la tienen ni se las da apropia, sino relativa á sus dueños ó tenedores, y que siendo necesario tener Cuentas separadas de las cosas, sus nombres sirven solo para explicar la personalidad que sobre cada una tienen los sugetos cuyas son, ó en cuyo poder entran; asi como para significar la persona de un Conde, Marques, y Duque, ó de un Rey de diferentes Reynos, le nombramos por medio de qualquiera de los títulos de sus Estados, y decimos que tal Estado tiene tales cargas, y tal Estado tales provechos ó prerrogativas, siendo así que el Estado no es capaz de tenerlas, sino su poseedor.  

    Establecidas, pues, las reglas referidas, vino á ser en todo rigor y ciencia y arte de llevar Cuenta y razón, pues por ellas se fixó el método y los principios sobre que sus profesores pudiesen obrar con acierto, y conseguir con facilidad el objeto de la Cuenta.

    Vino el Diario á su perfección, porque asentado en él las Partidas con arreglo a dichos principios, y en todos casos sin excepción, sus asientos explican el deudor y el acreedor, esto es, la Cuenta en donde se debe cargar, y la en que se debe abonar la Partida; con lo qual da una guia segura y general al que las ha de pasar á las Cuentas respectivas, y es el registro y protocolo de todas ellas.

    Por conseqüencia se perfeccionó el Libro Mayor, porque quedando sugetas todas las Cuentas á la explicación del Diario, fué consiguiente recogerlas todas á un solo Libro, y no tenerlas separadas, como antes en varios, que despues han quedado reducidos á la clase de auxiliares; cuyo uso será necesario ó dexara de serlo, según las circunstancias de la Casa, Hacienda, ó dependencia que se maneja.

    Supuesto todo lo dicho, véamos ahora dichas reglas en la práctica, tomando los mismos casos propuestos en los métodos anteriores, sobre la compra de los dos toneles de Cera á Carlos Harlan.

    Observese lo primero: que la Cera es el efecto que entra en nuestro poder, y que segun la regla primera ella es deudor de su valor; y esto es lo primero que expresa el asiendo del Diario, diciendo, Cera debe.

    Lo segundo: que no saliendo de nuestro poder otra cosa equivalente por la Cera, somos deudores de ella al sugeto que nos la ha vendido, y por consiguiente segun la regla quarta Cárlos Harlan es el acreedor de su valor; y esto es lo que expresa el Diario, diciendo á continuación á Carlos Harlan, y sigue la relación como en el método anterior. Véase.

 

    --------------------------------------------Dia 2 de Enero de 1712---------------------------------------------------

    5/3      Cera debe á Cárlos Harlan, Lib. 1350 valor de 2 toneles

                de Cera amarilla que ha comprado al contado, á saber:

                         Nº  40........   850.........  72

                                42 ........ 790 ......    68

                                            1640         140

                                               140

                                             1500 lib. netas á lib. 90 el 100   ………….…..       1350.

  

  Obsérvese, si ya no se ha observado, que lo que este asiento tiene de mas, y se ha aumentado sobre el del método anterior, es la Cera: y luego observaremos, si este aumento está bien recompensado.

    Al margen de este asiento del  Diario se pone la raya horizontal que en él se ve. Encima de ella el folio del Libro Mayor donde se halla la Cuenta del Deudor, que es la Cera; y supongamos es el fol 5.

    Debaxo se pone el folio del Acreedor, que es Carlos Harlan, y se supone ser el fol 3.

    Puesto este asiento como se ve, él está diciendo y mostrando como con el dedo las Cuentas á donde se ha de pasar y colocar la Partida, y á quál se ha de poner en el Debe, y á quál en el Haber, cuya operación, que es lo mas esencial de la Cuenta y Razon, puede encomendarse a qualquiera muchacho de mediana instrucción, el qual lo hará de este modo.

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5      Cera                                                     Deb e  |   Haber

enero 2. A Cárlos Harlan                                       |

               2 toneles. Lib.                              1350   |

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    Hecho este asiento, se hace un punto delante del 5 puesto al margen del Diario, con el qual se denota, que la Partida está ya colocada en la Cuenta del Deudor. Vamos al Acreedor.

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3      Cárlos Harlan                               Debe | Haber

                                                                            E.nº 2.Por Cera.Tonel.2lib….. 1350.

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    Hecho este asiento, se pone otro punto delante del 3 del márgen del Diario en señal de estar puesta la Partida en este Cuenta.

    Cotégese ahora el asiento de la Cuenta de Cera con el que en el anterior método se debe hacer en el Libro de facturas, y júzguese, si el aumento de la palabra Cera en el Diario está bien compensado con el ahorro en la Cuenta de la cera.   

    Obsérvese ahora lo primero quan bien hace este Diario su oficio de guiar al que ha de pasar las Partidas á las Cuentas respectivas para que no yerre, ni omita pasar alguna: y se advertirá con quánta simplicidad, y á quán poca costa se corrigió este defecto del Diario del método antecedente, que no hace mención, ni guia á la Cuenta de la Cera, no obstante, que la lleva en el Libro de Facturas. Y déxeme preguntar, ¿quál  ciego va mas expuesto a tropezar, el que lleva lazarillo fiel, ó el que le lleva a medias? Contraigase á nuestro asunto la respuesta, y ella decidirá la qüestion.

    Obsérvese lo segundo, que en el método antecedente por el defecto dicho, es muy fácil omitir el asiento á la Cera, y muy costoso remediar este descuido pasado algun tiempo. En el método presente no es tan fácil, pues la falta del punto que se pone en el Diario, está continuamente acusando lo omisión, y advirtiendo su remedio, si ya se cometió.

    Obsérvese lo tercero, con quan loable concision dice la Cuenta de la Cera quien es el que la vendió, y quien es su Acreedor, y la Cuenta de Cárlos Harlan, quál es el efecto que se le compró, y de donde procede su crédito. Con lo qual se guian mútuamente una Cuenta á otra, para precaver descuidos, y aclarar qualquiera duda y equivocación ó error, á que la materia de Cuentas está mas sujeta que alguna otra. 

    Prosigamos ahora demostrando todo lo dicho con las demas sucesivas operaciones hechas sobre este caso en los métodos antecedentes.

    Llegó el caso de pagar su Cera á Cárlos Harlan, y esto se hizo el dia 4 de Enero. El sugeto á quien se da ó paga es Cárlos Harlan, y según la regla tercera es el Deudor á quien se ha de cargar la Partida. La materia ó efecto que sale de nuestro poder es dinero, cuya Cuenta se lleva generalmente con el nombre de caxa, porque así se llama la arca donde se guarda; y segun la regla segunda la Casa es acreedora de esta Partida, pues sale de ella, y es descargo suyo ó del encargado de su custodia y manejo. Supongamos esta Cuenta en el fol. 1.

    Esto supuesto, y teniendo presentes las reglas, dirá el Diario.

 

 

--------------------------------------------------   Dia 4 de Enero. -------------------------------------------------------------

3/1        Carlos Harlan Debe á Caxa, libras.                               1350.

           Pagadas al mismo por Cera comprada el dia 2 del corriente......  1350.

 

El paso de este asiento á las Cuentas ya explicadas se hace de este modo:

 

3/1      Cárlos Harlan                               Debe                                        Haber

            Enº. 4. A Caxa pagad. por Cera. 1350.

                                                                           \

                                                                            \

                                                                             \

                                                                              \

 

1       Caxa                                    Debe                                                     Haber

                                                                  En.º 4. Por Cárlos Harlan

                                                                   pagados por Cera    …..........    1350.

 

    Estos son los casos mas sencillos que pueden darse, y por consiguiente los que menos pueden manifestar las ventajas de este método sobre los anteriores; y aunque estos bastarian á convencer al Señor Baron, quiero proponer uno algo complicado, y muy freqüente, del cual me he servido en viniendo al argumento con el Señor Baron.

    Supongamos que viene de Cadiz un arriero que trae a entregarme 100 ) rs. por remesa que me hacen cinco diferentes sugetos, para que los tenga á su disposición, ó para en pago de lo que me deben; a saber:

 

        De Pedro............................   20.000.

        De Juan.............................    30.000.

        De Andres......................      40.000.

        De Diego.........................       6.000.

        De Tomás.......................       4.000.

                                                  100.000

 

    Para mi Cuenta necesito llevar á cada uno de estos la suya, y abonar en ellas a cada uno su parte, y necesito llevar Cuenta de Caxa para cargar en ella todo el dinero que va entrando, y abonar lo que va saliendo de mi poder.  Esto en todos los métodos es indispensable, pero en el 1º. porque no hay Diario donde explicar las Partidas para todas las Cuentas, es necesario repetir en cada una de estas una misma cosa, esto es, el recibo, el conductor, el flete ó conducion, y las demas circunstancias que hubiere, tanto en la Cuenta del dinero ó Caxa, como en las de los cinco sugetos. No es necesario demostrar los asientos pata conocer quánto se habria de escribir para hacerlos, y quanta es la pesadéz de aquel método.

    En el 2º. hay Diario en que se puede hacer la explicación, excusándola en las otras Cuentas; pero reparo, que Mr. Laporte no propone ni explica en el tratado de este método el caso presente de haber diferentes acreedores de un total que se ha de dividir por partes en la Cuenta. Yo no sé, si querría, que en el Diario se hiciese un asiento para la Partida de cada sugeto: lo qual seria aun  mas pesado que lo del método 1º. Pero en fin, aprovechándonos ahora de lo que nos enseña  en el tratado de Partidas dobles, tomaremos para el presente caso, y en socorro del método de las Partidas sencillas, lo que nos enseñas en el de las dobles. Esto supuesto, el Diario del método 2º. Dirá

 

-----------------------------------------------------------dia  8  de Enero-------------------------------------------------------

Haber.   Diversos 100.000. rs. vn. recibidos del Conductor fulano, por remesa y      .              Cuenta de diferentes sugetos de Cádiz; a saber:

               De Pedro.....................................  20.000.

                    Juan........................................  30.000

                    Andres...................................  40.000

                    Diego...................................       6.000

                    Tomás..................................      4.000  …………………………..      100.000.

        No pongo aquí deducciones de fletes, por no embarazar demasiado mi asunto.

        Esta Partida se pasaria a las respectivas Cuentas de los sugetos nombrados, y se pondria tambien en la de Caxa, aunque no se hace mencion de ella.

        Por el método 3º. se haria el asiento en el Diario expresando o 1.º la Caxa, y luego lo demas, en esta forma:

 

------------------------------------------------------   Dia 8 de Enero. --------------------------------------------------------

        Caxa debe á Diversos 100.000. reales vellon, recibidos del Conductor Fulano, por remesa y Cuenta de diferentes sugetos de Cádiz; a saber:

        A Pedro..............................  20.000.

        A Juan................................  30.000

        A Andres...........................  40.000

        A Diego...........................      6.000

        A Tomás.........................      4.000     ........................................       100.000.

       

        Esta partida se pasaria á las Cuentas que el asiento nombra, poniendo la cantidad total en el Debe de la Caxa, y la parte de cada sugeto en el Haber de la de cada uno.

        Si sobre estas demostraciones se me pregunta en qué está la diferencia entre el método de Partidas sencillas y el de Partidas dobles, diré con toda seguridad, que en dos cosas, una accidental y otra substancial. La accidental en tener el de Partidas sencillas sus Cuentas repartidas en diferentes Libros: en el Mayor las de las Personas: en el de Caxa la del dinero; y en el de Facturas las de los demas efectos y mercaderías: y en tener por el contrario el de Partidas dobles reunidas todas las Cuentas en un solo Libro, que es el Mayor.

        La substancial nace á mi parecer de esta misma reunión ó separación de Cuentas; y consiste en que el método de Partidas dobles por la conveniencia de la reunion de todas las Cuentas en su Mayor puede expresar y expresa (sin peligro de equivocación de folios) en su Manual ó Diario el deudor y el acreedor de cada Partida: y el de Partidas sencillas por la dificultad en que le pone la separación de Cuentas (á lo qual era consiguiente equivocarse las citas de los folios de los Libros en que las tiene), no expresa en su Manual ó Diario sino el deudor ó el acreedor, y esto solamente quando lo son las personas, cuyas Cuentas lleva en el Mayor, pues quando lo son los efectos, cuyas Cuentas lleva en los otros Libros no expresa deudor, ni acreedor; de manera, que la diferencia substancial consiste unicamente en el Diario ó Manual; y en que este diga, ó no diga una palabra; esto es, que exprese o n o exprese e deudor a quien se debe cargar, y el acreedor á quien se ha de abonar la Partida. Por exemplo, que en el pago de la cera á Cárlos Harlan diga el Manual, como lo hace el de Partida doble.

 

Cárlos Harlan debe á Caxa,       xx

        Ó diga solo el deudor como el de Partida simple de Mr. Laporte.

 

Cárlos Harlan debe,   xx     sin decir a quién.

        Ó diga secamente como Mr. Gobain.

 

Pagados á Cárlos Harlan,   xx

 

         A esto está reducida toda la diferencia substancial entre un método y otro  método: porque en lo demas, que es pasar las Paridas a las Cuentas á que corresponden, es esto se conforman substancialmente ámbos métodos, y aun todos tres.

        Pero preguntemos á Mr. Gobain en qué se diferencian uno y otro método: y nos dice "que en la Partida simple no se asienta mas que una vez en el Mayor, en lugar que la Partida doble se asienta dos veces, una en el Debe, y otra en el Haber; esto es, en que la misma cantidad que sex asienta en el Debe ha de ser igual á la que se pone en el Haber: pero la Partida simple nos e asienta la cantidad mas que una vez en el Mayor."

        Nótese que habla solo de los asientos del Libro Mayor; y que no dice, que la cantidad sentada una vez en este se asienta ni se dexa de sentar en uno de los otros dos de Caxa y de Facturas. Si hubiera querido explicarse mas, ó sabido explicarse mejor, era preciso que dixese, que en los casos en que interviniesen personas, y dinero ó efectos no se dexa de sentar la cantidad una vez en el Mayor, y otra en uno de los otros Libros: y con esto hubiera mostrado claritamente,  que en y en otro método son dos los asientos de cada Partida, sin mas diferencia que estar ambos en un Libro, ó estar en dos Libros distintos.

        Pero si yo muestro que Mr. Gobian mismo hace dos asientos de una misma Partida en el Mayor de Partidas simples, ¿Que diremos? ¿Que? Que Mr. Gobain era tan hombre como el Baron de Bielfeld, y como otros muchos. Vamos á la prueba.

        En el Manual ó Jornal de ventas de la Partida simple pone Gobain (sin nombrar deudor, ni acreedor,  porque en su tiempo en Burdeos se mantenia el Manual de este método en su primer estado) la Partida siguiente:

 

  

En  25  de  Febrero.

Pasada            "Vendido al Señor Faurie de Montauban las especerias abaxo       fol.2.          especificadas, importantes la cantidad de 1549 libras 8. s. que me      .                    ha pagado de contado;  á saber,.&c."

         Pasa esta Partida al Mayor, fol. 2, y la pone con la propia fecha    .                   en  el  Debe  y  en  el  Haber de la Cuenta de Faurie, en estos propios

   términos.

 

2    Faure                                          Debe          Haber.

 

 Feb.25. Por especerías de diversas                          | Feb.25. Por pagamento de especerias

 

              suertes vendidas a él,como                         |            vendidas a él, como en el jornal

             en el jornal de ventas…………       1549.8.   |              de ventas ………….…….………    1549.8.

                  

 La  Partida es una sola: la venta y la paga en un mismo tiempo y acto; pero la Partida está sentada dos veces en el Mayor: una en el Dede y otra en el Haber: cotejemos, pues, este hecho con la razon de diferencia que da entre ámbos métodos, y habrémos de confesar, que Mr. Gobain se contradice a si mismo, así en estos casos de compras y ventas al contado, como en los varios que pone de ventas parte al contado, y parte a plazos: en los quales hace un asiento solo en el Manual ó Jornal y dos en el Mayor: uno cargando en el Debe al comprador el todo, y otro en el Haber, abonándole la parte pagada.

        Esto él mismo lo muestra; pero ahora me queda que añadir a mi, que despues de los dos asientos vistos en el Debe y en el Haber de Faurie, no se excusaban otros dos en los Libros de Caxa y de facturas: uno de cargo en el uno por el dinero recibido y otro de abono en el otro por las especerías dadas; sin los quales no se podria saber por las Cuentas la existencia cierta de uno y de otro. Con que venimos á sacar en limpio, que éste método, en que se dice, que cada Partida no pide mas que un asiento, pide segun Mr. Gobain no ménos que quatro.

        Cotéjese ahora esto con el modo en que dicho asiento se haría en el método de Partidas dobles.

         Caxa debe a especerías 1549 libras 8. s. recibidos de Mr. Fautie de Montauban por venta á él de las abaxo expresadas; á saber, &c.

        Cuya partida se pararía al Mayor en que se hallarian las dos Cuentas de Caxa y de especerías: en esta forma:

 

        Caxa                                        Debe      Haber.

    Febr. 25. A especerías vendidas

                    a Mr. Faurie  ................   1549,8.

 

      Especerías                                 Debe     Haber.

                                                                        Febr. 25. Por Caxa vendidas

                                                                                             á Mr. Faurie   ……....     1549,8

 

        De donde resulta, que en este método en que se pondera duplicación de trabajo, se ahorra la mitad de él,  y que el que realmente le duplica es el método que se llama sencillo.

        Pero aun hay mas que notar, y es, que en la Partida doble en los casos de vender o comprar al contado no hay que abrir Cuenta al comprador, ni al vendedor; pero en la partida simple es necesario, segun Gobain, abrirla en el Mayor; y como estos casos pueden ser y son los mas freqüentes,, y es clara la inutilidad de multiplicar Cuentas para unos negocios, que en el mismo acto de dar una cosa y recibir en pago la otra quedan concluidos, dirémos que el método llamado simple, no solo multiplica el numero de asientos, sino tambien el número de Cuentas. Por eso Mr. Laporte encarga que semejantes asientos no se pasen al Mayor: pero previene que se hagan asientos en los otros Libros de las Cuentas de los efectos: prueba evidente de que en el método que se dice sencillo ó simple son dobles los asientos, segun Mr. Laporte, y quatriplicados segun Mr. Gobain.

        Me parece, que con estas demostraciones queda suficientemente manifestado el metodo decantado de Partidas dobles, y que lo queda tanto, que convencidos los lectores de que los asientos dobles no son mas propios de este método que de los otros dos, dudan, se admiran, y al fin preguntas ¿pues por que se llama método de Partidas dobles á este invento de los Italianos, ó de Fr. Lucas?  A esto respondo con otra pregunta.

 

¿ Y por qué los mulos

de los Maragatos

se llaman rabones

y no tienen rabo ?

 

 

¿ Por qué á la pereza

pesado y muy feo,

le llaman en Indias

Perico ligero ?

 

¿ Por qué a un majadero

Insulso y acerbo,

árbol sin cultura,

le llaman camueso ?

    

    A un Español no toca dar razon de la buena o mala imposición de los nombres de Partidas dobles, ni sencillas. Por desgracia hemos estado muy distantes de esta materia, pero buscar nombres con que diferenciar nuevos inventos y distintos métodos; pero consolémonos con que por eso mismo tampoco se nos puede imputar la impropiedad. Sin embargo, me toca indagar, aunque de paso, el orígen y antigüedad de estos dos métodos, porque puede conducir á la inteligencia de nuestras leyes.

 

Digresion sobre la antigüedad de estos dos últimos métodos

 

        Mr. Laporte y el Autor de los intereses de las Naciones de Europa conviene en que el método de Partidas sencillas es mas antiguo que el de Partidas dobles; pero no fundan esta opinion ó afirmativa; y yo no soy mas inclinado á creer á nadie sobre su palabra; y por tanto habrán de permitirme algun discurso acerca de esto: ademas de que su proposición pudo ser respectiva y no universalmente cierta: pudo serlo en unas partes, y no serlo generalmente en todas. Veámos, pues, primeramente si lo fué respecto a España.

          He dicho ya la freqüencia de los Españoles en Italia por los tiempos del nacimiento del método llamado ahora de Partidas dobles. Los que saben algo de nuestra historia, saben nuestra Conexion entónces con las Provincias de Flandes y Holanda y la Alemania, y nuestro influxo en las Potencias del Norte: con que no será mucho decir, que fuimos los primeros que recibimos el método Italiano, y que acaso de nosotros se propagó á dichas regiones del Norte. Con efecto, desde el tratado de Fr. Lucas, hasta la Ley 10, lib. 5, tít. 18 de Castilla solo pasaron como 50 años, y para que llegase á autorizarse por una Ley solemne, era preciso, que mucho ántes se hubiese conocido, practicado y experimentado entre los particulares, y así lo afirma la Ley, hablando con los extrangeros , por estas palabras: " y asentar la Cuenta en sus Libros de Caxa y Manual por Debe y ha de Haber, por el órden que los tienen los naturales de nuestros Reynos." Con que, discurriendo sobre estos hechos notoriamente ciertos, parece resultar muy fundadamente, que los Españoles adoptaron muy Iuego la invencion de los Italianos; y miéntras no me muestren un texto equivalente á la citada Ley, diré, que fué España la primera que le autorizó solemnemente.

La dificultad está en probar, que dicha Ley autorizó, y mandó observar el método Italiano; pero esto es muy fácil, si ha de valer el crédito de unos hombres de bien, como lo fueron Solórzano, y su aprobante Torregrosa.

El tratado de SoIórzano es del método Italiano, que hora llamamos Partidas dobles. El, ni la Ley no le diéron este, ni otro nombre, ni por la esencia del arte, ni por la patria que tuvo, ni por otra alguna circunstancia. ¿Creerá alguno, que si hubiera tenido en España algun nombre propio, le hubiese ignorado y dexado de expresar á lo ménos Solórzano en su Obra, y Torregrosa en su aprobación ?

            Mas: pónese Solórzano á explicar la diferencia que habia entre el metodo de Libro comun que no tenia Manual, y el suyo que le tiene. ¿Es creible, que quien hacia esta comparación entre ambos métodos, hubiexe dexado de hacerla co qualquiera otro que á la sazon se hubiera conocido?

Mas: Solórzano estaba en la precisa obligacion de hacer comparacion entre su método y el de Partidas sencillas si le hubiese habido, porque ¿qual es la diferencia característica del suyo en la comparación con el Libro comun? No otra que el tener el uno el Manual y el otro no. Esta razon de diferencia no la hay en los dos métodos de Partidas dobles y sencillas, porque como hemos ya visto, ambos tienen Manual; conque habremos de confesar, que si en 1590 hubiese habido en España método de Partidas sencillas, debió Solórzano explicar la diferencia de éste al suyo, para poder dexar que se equivocasen ambos por la común circunstancia de tener manual. ¿Creeremos que Solórzano dexó de cumplir con esta obligacion de Autor de una obra de  Arte y profesion, particularmente quando no dexó de cumplirla respecto del Libro comun con quien no cabia equivocacion?

            Mas: el aprobante Torregrosa por su parte tenia la misma ó mayor obligacion, y quando el Consejo le fió  la censura del tratado de Solórzano, debemos creer, que era hombre de fiar. ¿Creerémos que ignoró ó calló que hubiese un otro método medio entre el Libro comun y el de que trataba Solórzano?.

Sobre todo, Solórzano y Torregrosa dixéron absolutamente al Rey y al Consejo, que el método de que se trataba era el que la citada Ley habia mandado observar. ¿Será creible, que uno ni otro tuviesen la osadía para suponer tamaña falsedad, hablando con quienes no lo podian ignorar?.

Esto sería pensar con temeridad, y así, me inclino á creer por ahora, y miéntras no me muestren cosa contrario, que por los años 1590 no se conocia en España método de llevar Cuentas en Partidas sencillas, ni con este ni con otro, y lo mismo digo en quanto al nombre de Partidas dobles , pues ni Solórzano ni Torregrosa hacen mencion de él; y si estos no la hicieron de tales nombres, porque no los habia en España , claro está que por igual razon no la hicieron la Ley de Castilla , ni las tres de Indias arriba citadas, que son de seis años despues de la publicacion. del tratado de Solórzano, sino que mandaron observar el método Italiano, bien que las de Indias variasen algo en el modo; pero el modo no altera , ni quita la esencia del método, como ahora dirémos.

        El tratado de Solórzano debió fixar entre nosotros el método Italiano, porque para este único fin se escribió. Debió quitar del mundo y de entre nosotros los malos modos, que por falta de él se habian ido introduciendo en la práctica y uso privado de los hombres de  negocios desde que se recibió de Italia el conocimiento de esta utilísima invencion.  Solórzano dice: " que entre Ios que usaban de este método, cada uno llevaba la Cuenta por diferente modo y camino; y que por maravilla se encontrarian dos Libros de Caxa ó Mayores con sus Mauuales, como fuésen de distintos dueños,  que conformasen el uno con el otro”.

Notémos cómo se explica Solórzano. En un mismo método cabian diferentes modos y caminos. Así es: por diferentes modos y caminos se pueden hacer unas mismas cosas, y llegar á un mismo término. No porque no divida una cantidad por diversos modos, decimos que varía la ciencia de la aritmética. Ni porque uno escriba por la forma de Palomares, y otro por la de Morante varía la substancia de la escritura. Asi el método Italiano era uno: los modos variaron segun la capacidad ó voluntad de cada uno, y aunque las Leyes no pudieron dexar de participar de la variacion comun enesta parte, el concepto fué siempre el del método Italiano; el único que entónces tenia Manual y Mayor; y en fin, el que explicó Solórzano.

        Sobrevino el siglo 17 , ántes que el tratado de SoIórzano hubiése podido producir en España sus buenos efectos. Los extrangeros venían á este Reyno con noticia de la obligacion de la Ley: acababa de descubrirse la América : amaban su interés y amaron el estudio, y asi nuestra Ley produxo en ellos lo que no produxo en nosotros. Cedímosles el Comercio, y con él el estímulo de la necesidad, y la Cuenta misma. Aun creo haber visto en uno de los proyectos viejos modernamente reimpresos , que se hacía cierto género de burla de los Libros de los Comerciantes extrangeros que venian á establecerse en España. Es preciso decirlo de una vez, nos fué mas fácil abandonar y perder, que cultivar y adelantar esta ciencia. Aun diré mas: fué mas fácil confundirla, como lo hizo el Autor de la Curia Filípica no mas que trece años despues que la ilustró Solórzano.

        Sin embargo de eso, corno lo que una vez llegó á ser muy comun entre muchos, dificultosamente se borra de la memoria de todos, se conservó en España por todo aquel siglo y principios de éste el método Italiano. Lo he visto con tanto gusto como compasion en los Libros originales en que D. Gaspar Saenz de Viteri , y D. Manuel de Herrera llevaron en Madrid la Cuenta de la Administracion de la Renta de Lanas del asiento de D. Adrian Antonio de Tourlon , que comenzó en el año de 1698, y siguió hasta el de 1713. Estos Libros están hoy en poder de un amigo mío; pero solamente los Manuales y sus borradores, porque los Mayores ó de Caxa se vendieron por arrobas á un confitero de esta Corte, reservándo solamente las cubiertas. Los Borradores son verdaderamente taIes , los que Mr. Laporte llama perfectos. Los Manuales y los de Caxa muestran por sus tftulos , que se conservaban los que les dieron la Ley y Solórzano , y por lo demas se ve el mismo método que dexó este con alguna corta novedad en cosas puramente accidentales , que iria produciendo la experiencia en España , ó adoptándose de los extrangeros.

        Pero como en las Naciones Comerciantes , y particularmente en las Provincias de Flandes y Holanda tomaron con tanto empeño el Comercio y sus Cuentas, fue asunto de mucho conato y emulacion entre muchos la perfeccion del método Italiano , y se produxeron muchos tratados, con que le fuéron perfeccionando.  Los Franceses abrazaron el Comercio en el último tercio del siglo pasado , y por Edicto del mes de Marzo de 1673 se quiso dar forma á sus Libros de Cuentas , adoptando el método de un Manual ó Diario que llamaron Jornal: y segun Mr. Gobain , que escribió á principios de este siglo , ya se conocian alli dos diferentes métodos de llevar Cuentas con Manual ó Jornal, uno con el nombre de Partidas dobles, y otro con el de Partidas sencillas ó simples.

        Mr. Laporte en la Guia de Comerciantes , dice : "que en el Comercio se usa de muchas expresiones Italianas, principalmente entre los Holandeses, Alemanes, Flamencos y las demas Naciones del Norte, donde no se dice como en Francia, llevar los Libros en Partidas dobles , sino llevar los Libros en el método Italiano , ó á la ltaliana " , y con efecto, me asegura quien lo ha visto, que en Amsterdam los que enseñan este método tienen sobre las puertas de sus casas unas muestras que dicen: ltaliansche Boukouder, que quiere decir, Tenedores de Libros á la ltaliana.

        Yo no me opongo á que en Holanda, Flandes, Alemania, y aun en Italia mismo se llevasen Cuentas con Manual , y no precisamente en el método perfecto que ahora llamamos , y los Franceses llaman Partidas dobles; pero se me resiste mucho el creer, que se hubiese tenido por método, á vista de que en aquellas Naciones entendieron, y entienden ahora ahora por método Italiano solo el que llamamos Partidas dobles; y que en España no se conocieron segun hemos Visto dos diferentes métodos con Manual , sino uno solo, y ese, el que llamamos Partidas dobles. Lo que yo encuentro mas regular es, que el método de llevar Cuentas con Manual , salió desde luego en Italia con toda su perfeccion substancial ; pero, mal practicado por los que no le entendian bien, sucedió lo que dice nuestro Solórzano: que primero que se alcanza con puntuaIidad lo que se pretende saber , se viene á dar en otras cosas que casi parecen á ello: y de este modo creo yo, que vino á concebirse del error mismo un otro método hijo monstruoso del metodo perfecto Italiano, al qual se parece solo en tener como éste un Manual y un Mayor.

        Pero á pesar de esta imperfeccion fué ya de algun modo necesaria dar nombre á lo uno y á lo otro; y esto parece que hicieron los Franceses; porque si en España no tuvo nombre propio, y Ios Flamencos, Holandeses , Alemanes , y Ias demas Naciones del Norte conservan aun hoy el nombre de método Italiano, sin haber adoptado el de Partidas dobles, y éste se halla solo en los Franceses, á ningun otro que á éstos parece se puede imputar el nombre de Partidas simples, pues son los Autores del de Partidas dobles. Yo no los culpo de la imposicion de estos nombres, sino en quanto son muy impropios de la esencia de las cosas: porque si querian reconocer por método el que no era en realidad sino un error, y querian darle nombre, debieron llamarlos perfecto al uno, é imperfecto al otro, como lo hizo Mr Laporte.

        Nosotros habiamos ya dexado de ser tan Contadores, y tan Italianos como manifiesta la Ley de nuestra Recopilacion, que mandó á los extrangeros observar el método de los naturales, y á todos que las letras que en España se diesen para Paises extrangeros se hiciesen en lengua Castellana, ó Toscana. Se nos hizo mas familiar la Francesa, y mas comunes las noticias de los Franceses, y fué consiguiente comenzar á saber de nuevo tomando de ellos lo bueno con lo malo. Con efecto en la nueva Ordenanza del Consulado de Bilbao, que se formo en el año de 1736 se ve autorizado el método imperfecto con el nombre que tenia en Francia de Partidas sencillas, dexó al arbitrio de los Comerciantes el llevar las Cuentas en este método , ó en el de Partidas dobles, que tambien por, la primera vez se oyó entónces en España. Pero aún no perdió su nombré el Libro Manual , el qual se conservo en la Ordenanza, bien que equivocándole con su Borrador, lo qual fué notable descuido ; porque ni la Ley del Reyno nombró tal Borrador, sino un Manual , ni éste permite borraduras , ni se suple uno por otro, sino que el uno sirve para sentar las Partidas de pronto con facultad de enmendar los yerros que pueden cometerse en esta diligencia, y el Manual para sentarlas en limpio despues de bien correctas : ni en fin podia la Ley haber autorizado á un Borrador para dar por él y por el de Caxa ó Mayor la Cuenta , como ella lo dispone. El Borrador no es otra cosa. que lo que su mismo nombre explica; su uso es arbitrario , necesario , ó no necesario segun la confianza de cada uno en sentar bien las Partidas en el Manual; mas éste es un Libro formal; y el mas recomendable de todos los de un Comerciante para equivocarse con el Borrador.

        De  lo dicho puede venir á inferirse con algun fundamento el origen , y mayor ó menor antigüedad del método de Partidas sencillas en comparacion del de Partidas dobles,  y si la Ley de nuestra  Recopilacion pudo autorizar, ni puede satisfacerse con un método que segun el silencio de Solorzano , y Torregrosa no se conoció en su tiempo en España; que, segun lo que éstos dicen, es otro que el que la Ley ordenó:  y que si  le hubo en alguna parte, no mereció nombre en el mundo, basta que los Franceses se le dieron siglo y medio despues de ella.

        Que la Ley no se satisface es evidente, si hemos de estar á lo que ella quiere, y á lo que enseñan los Autores que yo he visto ,de Partidas, sencillas. La Ley quiere que los Libros Manual y Mayor , ó de Caxa tengan todas las Partidas, pues quiere que por ellos se pueda dar la Cuenta quando se pida : por el Manual no se puede dar, porque no tiene este oficio , que es propio del Mayor ; con que la Ley quiere que todas las Partidas esten en uno, y otro Libro en cada uno á su modo: explicando las Partidas el Manual, y dividiendo las Cuentas el Mayor.

        Esto supuesto, ¿preguntémos á Mr. Laporte, y á Mr. Gobain si en el método de Partidas sencillas se han de sentar todas las Partidas en estos Libros? Mr. Laporte en la Advertencia sobre las mercaderias,  pag.40.  dice, que ordinariamente no se abren Cuentas en el Mayor de Partidas sencillas, y en efecto, ni él ni Gobain lo hacen. Las abren solo en el Libro de Facturas: y con esto se quebrantará la Ley, que las quiere todas en el Mayor, y se da al de Facturas el oficio de llevar Cuentas, que no le corresponde, sino al Mayor. La misma Leccion da en pocas palabras  la Ordenanza del Consulado de Bilbao al cap. 9. n. 6. donde dice, que segun sea el método que llevaren (de Partidas dobles ó sencillas) deberán arreglar la formalidad del Libro de Facturas: porque en efecto en el Mayor se abren Cuentas á las mercaderías segun el método de Partidas dobles, y por consiguiente no hay necesidad de abrirlas en el de Facturas; pero si se llevan Partidas sencillas  y no se abren Cuentas á las mercaderías en el Mayor, preciso es abrirlas en el de Facturas; con que no se satisface la Ley del Reyno con dexar al arbitrio de los Comerciantes el llevar sus cuentas en éste, ó en el otro método, sino precisamente en aquel en que todas las Cuentas estuvieren en el Mayor.

        Mas: el mismo Laporte pag. 38. Observaciones para pasar las partidas del Manual al Mayor;  dice al n. 6. No paseis del Jornal al Mayor las ventas y compras pagadas de contado , ni los negocios que consideráreis deberse concluir dentro de posos dias: y en efecto no pasa al Mayor la Partida á que se remite, que es una venta de Vinos á Pablo Creton , no obstante que éste tiene Cuenta abierta para otras negociaciones. Conque si aquí hemos de observar estas reglas, no se hallará en el Mayor esta clase de Partidas, y faltarémos á la Ley, y faltarémos tambien á la misma Ordenanza de Bilbao, que en el num. 2. del citado capítulo manda, que en el Manual se asiente con toda individualidad todo quanto se entrega y recibe, y al num. 3. que al Mayor se pasen todas las Partidas sentadas en el Manual. Y si se pasan, como lo hace Mr. Gobain, haremos en lugar de Partida simple, Partida quatriple, como queda manifestado.

        Vean aquí los partidarios de las Partidas simples, si no son tan simples que no admitan convencimientos, que la Ley del Reyno no se satisface con el método de Partidas simples ó sencillas, ántes bien se quebranta evidentemente su letra , y aun su espíritu: á ménos que no nos muestren lo contrario con la práctica, ó con Autores de dicho método que. enseñen á conformarse con  ella mejor que los dos citados, únicos que he visto que traten de él.

        Pero á esto dirán, que siendo el fin de la Ley el que se pueda dar Cuenta , y pudiéndose dar bien por el método de Partidas sencillas , es indiferente, que se lleve por uno, ú otro método. Esta salida viene á ser lo mismo que querer, que la Ley se varie, y que toda su autoridad ceda y baxe la cabeza, ¿á quién?  á la ignorancia, al error, y al capricho de los Partisimplistas, lo cual es una simpleza tan complicada con otros vicios  como la simplicidad, ó la sencillez de su método.  Pero prescindiendo de lo que toca á la autoridad de la Ley, porque a otro toca su defensa, vamos a la salida, ó escapatoria de los Partisimplistas:  y diganme por su vida, si piensan que llevando las Cuentas por el método del Libro comun o de pliego horadado se podian dar la Cuentas?  Muy grande boberia seria negarlo. Pues ahora, si no obstante esta posibilidad quiso la Ley que no se llevasen así sino con los dos Libros Manual y de Caxa ó Mayor, claro esta que la Ley no tuvo entonces, ni debe tener ahora por indiferente el que las Cuentas se lleven en qualquier modo.  Si fiera indiferente, tanto derecho tienen los Libricomuneros y los Plieguihoradistas á que la Ley se derogue, y vuelva la cosa a su pristino estado, como los Partisimplistas á que se autorice su método defectuoso, manco, o cojo, ó hipócrita.  La autoridad pública del Rey no miró con indiferencia el método de los Libros de los Comerciantes;  como no mira con ella todo aquello que conduce al bien de sus vasallos.  No se propuso en dicha Ley vencer imposibilidades absolutas, porque en ningun  método las hay, sino vencer imposibilidades respectivas, y proporcionar facilidades que no todos los métodos franquean para sus fines.

Nuestro Solórzano, dice, que por el método que prescribe la Ley pueden los Comerciantes Emprehender, y con efecto emprehendian mas negocios, y salian con ellos, y que por el antiguo necesitaban acortarlos.

Mr. Laporte dice del de Partidas simples, que por él no pueden conocer el estado de sus negocios, sino con mucho trabajo, y con el socorro de Libros auxiliares: uno y otro es innegable; y siéndolo, pregunto, ¿es asunto indiferente el que un Comerciante pueda abarcar mas negocios, salir de ellos, aumentar su fortuna, conocer fácilmente el estado de sus negocios, ahorrar gastos inútiles a su bolsillo, y al Estado muchos empleados ó dependientes de escritorio, que, sin disminuirse los negocios del Comercio, ántes bien aumentándolos, puedan dedicarse a fomentar el Comercio subministrándole materias de su industria y labores? ¿son objetos estos para mirarlos con  indiferencia?

Pero basta de digresión, y vengamos al Señor Baron, que ya es tiempo de darle a escoger método de  llevar Cuentas de un Estado con exactitud, y sin necesidad de aglomerar tanto papel que apure la paciencia de los mas infatigables calculistas.

 

Convéncese al Señor Baron.

 

Dice este Caballero, que le método de Partidas dobles es una invención excelente para el Comercio de los particulares, pero no la cree adaptable á las Rentas públicas.  Oigamos las razones que tocan al método, que son estas dos.

1.ª  Porque dobla el trabajo del que lleva las Cuentas.

2.ª  Porque el continuo paso que se hace de Partidas de un Libro a otro, puede dar ocasión á muchos descuidos, y á muchos errores de cálculo.

Estas son las dos tachas, que opone al método en si mismo, que es de lo que ahora tratamos. Examinémoslas.

1.ª  Dobla el trabajo del que lleva las Cuentas.

       Y en que le dobla?  A bien que tratamos una materia sujeta á demostracion, y por consiguiente fácil de deslindar en poco tiempo y concluyentemente. Tómese el Lector, si gusta,  el trabajo  de cotejar los asientos demostrados en los tres métodos propuestos y de contar sus palabras, ó las letras, y si quiere conocerlo mejor, ponga en relox exácto, y hágalos por si mismo, que es una gran cosa para convencerse, y verá en quál de los métodos está mas brevemente sentado el de la compra de la Cera, y el de su pago.

Las son dos en todos tres métodos:  una de la Cera:  otra de Cárlos Harlan, y por consiguientes son dobles las Partidas, ó los asientos en todos tres métodos.

En el 1.º se repita la individual explicacion del caso en ámbas Cuentas por falta de un Diario o Manual.

En el 2.º hay un Diario, pero que no sujeta á su explicacion las Cuentas de los efectos, y por consiguiente la repite en el Libro de Facturas, y en el de Caxa.

En el primer método por falta de Diario, urge el hacer los asientos sin detención, porque no se olviden. En el segundo y tercero que hay Diario, se facilita la expedicion de nuevos negocios, porque se pueden suspender los asientos en las Cuentas hasta que se hayan concluido.

También es trabajo el cuidado: éste es mayor en el Diario del segundo método, porque no guia ni dirige á las Cuentas de los efectos, y por consiguiente es mayor el trabajo en este, que en el tercer método que guia á todas partes y Cuentas donde debe sentarse la partida.

En el Mayor del segundo método no se hacen asientos de todos los casos, y operaciones, por consiguiente es defectuoso, porque no da razon de todos los negocios.  Al contrario el del tercer método: éste hace asiento de todos sin excepción, y así es perfecto, y un extracto general de todas las cosas tocantes á la buena Cuenta y razon. De todo lo cual resultan estas dos conseqüencias.

Luego en el primer método el trabajo es mayor y mas urgente, y éste y el mental mayor en el primero y segundo, que en el tercero.  Luego el tercer método no dobla, sino aligera y abrevia el trabajo y los negocios, y es mas conforme al objeto de llevar Cuenta y razon,  porque la da de todo.

2.ª  Objeccion. " El continuo paso de las Partidas de un Libro a otro puede causar muchos descuidos, y errores de cálculo.

El posee, dicen, no le niegan los Teólogos.  Los Contadores, no solo no lo niegan, sino que tienen por experiencia en axioma de que, quien no cuenta no yerra: lo qual es tan cierto en las operaciones aritméticas, como en las de pasar y sentar Partidas. Pero vamos a la mayor ó menor posibilidad que causa el continuo exercicio de este paso de un Libro á otro.

En el primer método no hay paso de Partidas de un Libro a otro, y en los otros dos métodos le hay: con que ya sabemos que el Señor Baron quiere el método primero, supuesto que en estos pasos consiste su gran reparo. Pero como en aquel método no hay reglas sobre que obrar, sino aquellas que la razon natural está dictando, las quales no constituyen ni método ni arte, así como el saber, que la parte es menor que su todo, y el todo mayor que su parte son unos principios naturales, y universalmente conocidos por todo perro  Christiano, Moro ó Judío, y con todo eso no basta esto para constituir un Aritmético, ni un Geómetra; temo mucho que algun escrupuloso arme al Señor Baron una qüestion algo qué embarazosa; pues ciertamente querer que se busque, y observe método, y no querer que haya reglas, ni arte de obrar, son dos cosas á manera de telonio. Mas ya he dicho, que yo no me detengo en qüestiones de nombres.

En el método primero no hay pasos de Partidas de un Libro a otro, porque no hay Diario;  pero ¿como evitará el Señor Baron, que por esta falta se repitan  unas mismas relaciones en aquellas Cuentas donde sea necesario hacer asientos?  Hágase en este método el que arriba he puesto de los 100 reales pertenecientes a cinco distintos sugetos, y sacarémos, que se repetirá seis veces una misma canción:  y siendo cierto que en la Real Hacienda hay muchisimos casos de esta especie, como adelante lo diré en el tercer punto de esta Disertación, ¿cómo evitará el Señor Baron el otro escollo de que las Cuentas no sean tan voluminosas, que se fatiguen la paciencia de los mas infatigables calculistas? ¡Válgame Dios. y en que embarazos nos mete el meternos en lo que no entendemos¡

Si el Señor Baron quiere, que haya algun método, pero no el de Partidas dobles, será preciso decidirse hácia el que por mal nombre llaman de Partidas sencillas, pues no hay otro;  pero como éste, sobre sus gravisimas tachas, tiene la que al Señor Baron tanto enoja de continuos pasos de Partidas de un Libro, no solo á otro, sino á otros, no sabremos lo que resolverá el Señor Baron.

       Pero que ha de resolver, si es preciso haber conocido y confesado desde el primer punto,  que no entendió la materia en que se metió á decidir.  El buen Señor debió querer tomar alguna noticia de ella: contentose con una muy superficial;  oyó, ó tal vez vió, que del Libro Diario se pasaban las Partidas al Mayor;  y sin mas examen concluyó, que en esto se incurria en una duplicación de trabajo que era la primera idea que le dió el nombre de Partidas dobles.  No se metió a examinar, por que se hacia esto:  y ciertamente debió meter esta tienta;  porque, ¿á quién se le ofrece desde luego, que un Comerciante, todo ojos para su economía,  para sus ganancias, y para sus ahorros,  no seria tan ciego que no viese, que doblando el trabajo doblaba el gasto de levar la Cuenta? si hubiese reflexionado sobre esto, hubiera internado en el asunto, y conocido al fin, que aquel paso continuo de Partidas de un Libro á otro era puntualmente todo lo contrario de lo que pensaba: pues en lugar de duplicado trabajo es un verdadero ahorro de él, y un medio para no cometer descuidos, ni errores, y para advertir y corregir los que por nuestra fragilidad debe siempre temerse: que en esto consiste la excelencia, que confiesa a este arte, y que en su invención acreditaron los Italianos, que son y fuéron gente de testa, y de cálculo, y no muy dados a inventar modos de malgastar tiempo y dinero, inventado modos de doblar el trabajo; y en fin, que las demas Naciones cultas, comerciantes, y calculistas de la Europa, no son tan ciegas imitadoras de inventos extrangeros, que por solo por adular a la Italiana, se hayan fatigado en escribir tantos tratados, procurando en todos apurar la materia, y perfeccionarla para aligerar mas , y mas el trabajo, economizando tanto las palabras como los escudos y florines.

      Esto mismo quisiera yo, que reflexionasen los que la carrera de Cuenta y razon, y otros que sin serlo se toman la libertad de decidir magistralmente sobre ella con mas libertad que si decidieran sobre la de peones de Albañil, que es la mas socorrida para todo genero de animales; y esto solamente porque hay un Señor Baron que lo dixo:  como si no hubiera en todas partes Barones baronisimos, ó muy hombres para caer en ciertas fragilidades, que por desgracia del género humano, son demasiado comunes a los Barones, Condes, Marqueses y Duques, porque al fin todos somos hijos de Adan herederos del pecado, y no de su ciencia.

       Por tanto no seamos tan ciegos sectarios de las opiniones de nadie por mas baron que sea, que renunciemos al derecho, que todos, y cada uno tenemos y debemos conservar para examinar las razones y fundamentos de sus aserciones.  Lo mas que debemos conceder á la opinión de los hombres, es el honor de una primera y simple inclinación; pero no una creencia ciega: y quando queramos ser tan pobres hombres que creamos a uno sobre su palabra, tengamos siquiera alguna discrecion para hacer también cortesía á los que han tratado de intento la materia, los quales tienen a su favor mas presunción que los que la han tocado solamente por encima.

       Si no queremos saber, si no queremos trabajar en una materia, tomemos á lo ménos el honesto partido de callar delante de aquellos que ó la profesan científicamente, ó la ventilan con razones.   El que no tenga caudal de éstas, lo que debe hacer es lo que dice el Apóstol, I.Cor.c.14.v.28.  callar, para mostrar lo primero, que si no tenemos ciencia, á lo ménos tenemos juicio; y lo segundo, que tenemos buena crianza, pues no hay cosa mas inculta que entrar con vaciedades á embarazar las disputas de los que saben de los que saben lo que se hablan.

        Pero, ¿quién será capaz de contener y poner silencio al mas ignorante en una materia en que no hay quien se crea maestro?  Tal es la ciencia de llevar Cuenta en la estimación de los ignorantes de ella: pero si se pregunta á los que profesan el método llamado de Partidas dobles, éstos van por el rumbo contrario: le ponen allá en los últimos términos de la dificultad, pareciéndose á los que con grandes misterios quieren hacer valer las mayores frioleras. No Señores, no tanto ni tampoco. El arte de llevar Cuentas tiene sus dificultades, ni es el huevo de Juanelo, ni la cuadratura del círculo. En mi concepto es fácil de aprender y de practicar, y tengo para creerlo así muchas razones, de las quales diré solo una por huir otras que pudieran ceder en honor mio.

       Una ciencia que tiene solas quatro reglas generales y brevísimas, las quales no padecen excepcion en ningun caso,  no me parece que pueda ser muy dificil de adquirir. Para mí esta es una razon que  no tiene replica: para otros la tendrá, pero yo no la encuentro, por mas que la he buscado.

      Sobre todo concluiré este punto con la sentencia de Apóstol San Pablo: Quoniam si quis non vult operari, nec manducet. El que no quiera trabajar, tampoco coma. Es decir á nuestro propósito, que el quiere comer  y come á título de Cuenta y razon, sin querer tomar el trajo de aprender su oficio, es un defraudador de lo que come, y responsable de los efectos de su ignorancia: y al rever de todos los profesores de todas las ciencias y artes, que generalmente ensalzan, ó el mérito, ó la necesidad de la de que cada uno, para que el honor de ellas resulte en honor de ellos; él por el contrario deshonra y envilece su profesión, y por consiguiente su propia persona en quanto hombre de Cuenta y razon.

         Por lo que á mi toca no estoy de semejante parecer.  Leo los elogios y honores que la antigüedad sábia dispensó á esta profesión; y no veo por donde los haya desmerecido, ni desmerezca ahora, ni nunca. Pero vivo persuadido de que el honor y el mérito de cada oficio y empleo no procede ni se funda en el capricho en el capricho y antojo de los hombres, sino en la necesidad que tiene, y utilidad que de cada uno resulta á la República, y en la dificultad de conseguirse la suficiencia y aptitud para desempeñarlos. En el de Contadores haya necesidad, y hay dificultad para la suficiencia. No la tengo por arte mecánica, ni tampoco por digna de fiarse á qualquiera que sepa hacer números, como asienta el Señor Baron, y por eso me he propuesto volver por el honor y el mérito de mi profesion , y por el que de ella me resulta á mí, y á mis semejantes.

  

PUNTO  TERCERO. 
 

El método de Partidas dobles no solamente es adaptable á las Cuentas de una Hacienda pública, sino mas necesario, y útil en estas que en las del Comercio.

 

Sentado y confesado por el Señor Baron,  que el método de Partidas dobles es una invención excelente para los Comerciantes, no dexa de ser empeño el probar que lo que es bueno para estos no lo se para una Hacienda pública: ¿Es por ventura otro el objeto de llevar Cuenta y razon en un Comerciante que en un  encargado de la recaudación y distribución de la Hacienda pública?  ¿Tiene esta ménos necesidad de cálculos que un Comerciante? ¿Estos cálculos podrán hacerse exactos sin unas Cuentas exactas; ni fácilmente si se llevan sin método, y formando un cúmulo extraordinario de papel, que quite la gana de hacerlos?  ¿La economía es menos justa en la Hacienda pública, que en un Comerciante?

        He aquí unas preguntas peladas, que piden unas respuestas precisas, de sí, ó no como Christo nos enseña. A todas es necesario responder con un no absoluto, sopena de incurrir en unos anatemas universalmente pronunciados. Pero n o obstante discurramos algo sobre cada una de ellas, y veremos á lo ménos á mi modo de ver, que todas inclinan la balanza con muchas arrobas de ventaja hácia la Hacienda ó Erario público.

        El objeto de llevar Cuentas en comun al Comerciante, y á qualquiera que tiene motivo de llevarlas, y consiste, como arriba se dixo, en saber por ellas lo que debe, ó le deben, y lo que tiene en su poder: todo con la conveniente distinción de sugetos y de efectos: y el objeto final es liquidar las Cuentas con esta misma distinción, y darlas siempre que convenga, á ciertos tiempos, ó extraordinariamente si hay motivos que lo pidan.

      Sentados estos principios innegables, véamos en quien son mas urgentes estos objetos: en un Comerciante, ó en un Encargado de la Hacienda pública, para rastrear por aquí la mayor o menor necesidad de los medios mas excelentes de conseguirlos.

      Un comerciante debe ser exâcto en llevar sus Cuentas, y son muchos los motivos que le obligan á ello; pero le obligan de tal modo, que de alguna falta de exactitud podrá resultarle algun perjuicio hácia sí, ó hácia otro, el qual tiene recurso, y puede esperar la corrección, ó de los avisos de aquellos á quienes dá los suyos por error, ó de la advertencia, que mas adelante podrá el mismo tener por el manejo de sus Cuentas. Cometerá en sus giros algun error, ó desacierto que no tenga remedio; pero todo el mal viene a reducirse á los estrechos límites de un particular, que regularmente no trascienden á mas fatales conseqüencias.

      El dar las Cuentas es en el Comerciante por partes á cada uno de sus corresponsales, ó tal vez ellos se las envian a él, en cuyo caso la exâctitud ajena suele servir de suplemento á la inexâctitud propia: y aun enviándoselas él, es muy comun entre los comerciantes el avisarse los defectos cometidos en pro, y en contra.

      En estas liquidaciones particulares, y aun en las generales que el Comerciante debe hacer para su gobierno, no hay urgencia; y asi proceden todos con sosiego y sin precisiones, exâminando las cosas y los yerros, que tal vez encuentren, con mucho cuidado y espacio, teniendo en su Tenedor de Libros,  y en sus dependientes de auxilio cierto, y no una censura obstinada.

      Pero un Administrador encargado de la Hacienda pública, tiene sobre si, y en su corazon una vívora que continuamente le esta mordiendo, sin que tenga otro antídoto que el de una Cuenta y razon clara y expedita, que por si misma pueda mostrar en cualquier hora su fidelidad y limpieza: porque en él se verifica á la letra la parábola del Evangelio, en que se ve encargada la exâctitud con que se debe vivir, para dar Cuenta en el momento inesperado en que la pida su dueño, tal vez avisado ó  sugerido de la infidelidad de su administración (S.Luc. cap. 16).

       Llega un Visitador: se apodera de los Libros de la Cuenta, y de sus caudales: no se halla concordancia entre lo que existe en estos, con lo que resulta de aquellos: se encarcela a la persona: se embargan sus bienes: se atribula su familia: se alarman sus fiadores: se desacredita, ó tal vez pierde su empleo, y queda a mendigar el pan de cada dia.

       Señor Baron ¿en qual es mas urgente la necesidad de un método de llevar Cuentas exâctas, en un Comerciante, ó en un Encargado de la Hacienda pública?.

       Vamos á dar Cuentas en concluyendo el año. se le piden dentro de breve tiempo: Estan llevadas sin método por todo un año:  La pesadez de los asientos, y las ocupaciones diarias del empleo no han dado lugar ni medios para exâminar el estado de su manejo con la freqüencia y exâctitud  que el asunto requiere. Es necesario que haya muchos errores, porque el asunto como que lo lleva consigo: ya las especies estan en los últimos escondrijos de la memoria, y no es facil aclararlas: El tiempo y las urgentes ocupaciones del dia no paran. Si tiene al lado un Contador de intervencion, éste no solo no le ayuda, sino que tal vez le sofoca y confunde, porque estos oficios comunmente estan encontrados hasta en las personas: No convienen las exîstencias con las Cuentas. ¿Que remedio? El del Administrador de la Parábola del Evangelio; defraudar quanto se pueda, componerse con los deudores y arrendadores, y sino atropellar por todo: ordenar las Cuentas de qualquier manera : cubrir alcances con nuevos alcances : trampa adelante ; ó vamos á pleyto , que los de Cuentas son largos y dan treguas a favor del embrollo , y si no hay  remedio , á bien que exemplos hay de Administradores y Tesoreros perdidos , y  familias arruinadas.

       Señor Baron ¿á quién urge mas un método excelente de llevar Cuentas, á un comerciante, ó á un Encargado de la Hacienda pública?

       Y por lo que mira á estas misma Hacienda, ¿es ménos urgente? ¿No tendrá el Estado igual y mayor derecho que un Comerciante, á que los que le comen un lado, los que él llena de honras y provechos, le den unas Cuentas claras y exâctas en todas sus partes al tiempo señalado, y en qualquiera dia que se las pida, unas noticias seguras y prontas para su acertado gobierno , como á qualquiera Comerciante se las da su Tenedor de Libros, ó de Libros mismos sin necesidad de preguntárselo á nadie? Me parece que el Señor Baron convendrá en que el derecho que á esto tiene la Hacienda pública sobre sus empleados , es tanto mayor que el de un Comerciante sobre los suyos , quanto exceden los honores y los premios de aquella a los de éste: y que la urgencia de ella en pedir estas noticias crece con una como inmensa proporcion sobre la de un Comerciante . Porque , tomando la misma comparación del Señor Baron ,  si un Comerciante , ó qualquiera particular , que n o tiene unas Cuentas en que halle quanto necesita para la direccion de sus negocios, camina a la ruina , y esto no á paso lento , sino precipitado , como asienta el Señor Baron : ¿que otra suerte espera una Hacienda pública , ó el que la gobierna , sino darse continuamente por las paredes , una en el clavo y ciento en la herradura? ¿Y los efectos?  Admiten por ventura comparacion los que resultan de los desaciertos de una Hacienda particular con los de una Hacienda pública,  en que v a la suerte de un Reyno , Estado , ó República , y la de cada individuo?

       Ademas de esto , una Hacienda pública necesariamente ha de encomendarse a un crécido número de empleados ; y entre ellos hay de todo : unos que la manejan con pureza , y otros sin ella : de todo se ven diariamente  muchos exemplares. ¡Que diferencia ésta sobre la Hacienda de un particular , que fácilmente la maneja por si mismo , ó  sujeta casi a su inmediata inspeccion todos sus empleados¡  ¿No será , pues , mas urgente en la Hacienda pública , que en la de ningun particular , tener tal método en sus Cuentas , que fácilmente pueda sacar de ellas cada semana , ó cada mes unas noticias oportunas y ciertas para su gobierno , y que ala mismo tiempo sean comprobadas sus Cuentas anuales , y un freno que contenga en su deber á tanta casta de gentes? ¿No será , pues ,  por sola esta razon mas urgente á esta Hacienda sagrada , compuesta del sudor y de la sangre de tantos , un método , que si puede ser , sea aun mas excelente que el del Comercio?

       Yo no dudo, que el Señor Baron , como tan político , convendrá en que con efecto es así , como resulta de estas consideraciones: y por igual razon , y guardando conseqüencia con sus políticas instituciones , convendrá tambien , en que una Hicienda pública pide necesariamente mas , y mas exquisitos y delicados cálculos que la de qualquiera particular , y que estos han de fundarse precisamente , ó á lo ménos en la mayor parte , sobre los principios que subministran las Cuentas.

       Me detendria con gusto, aunque siempre con temor, en este mar inagotable de dificultades , en que apénas acierta á dar paso el talento mas elevado , pero  no es ni debe ser éste mi asunto , una vez que el Señor Baron tiene por tan claro y manifiesto lo que digo , que él mismo asienta ser tan palpable , que sería superfluo detenerse á probarlo.

      Vengamos , pues , á la economía , la qual en todos es virtud ; pero en la Hacienda pública es ademas una obligacion de la virtud de la justicia por la calidad del fondo , por su destino , y por las deplorables conseqüencias que traería el vicio de la disipacion. La economía es el fondo mas seguro de un Erario público , el mas grato , el mas fructífero , el que mas acredita al Gobierno,  el que mas confianza le grangea con los propios ,  y el que mas respeto le trae con los extraños : y en fin , yo no sé qué decir en alabanza de la economía de una Hacienda pública , porque toda expresión se queda muy debaxo de mi concepto.  Diré solamente , que siendo la economía el único trabajo de las manos del que gobierna este ramo de un estado , supuesto que otras son las que subministran los caudales efectivos ; puede con toda propiedad aplicarse  aquella bendición del Psalmo 127 : Labores manuum tuarum quia manducabis beatus es , te bené tibi erit.  Serás bienaventurado , y todo te saldrá bien ,  porque comes del trabajo de tus manos . Dichoso en efecto es aquel , que come de lo que economiza en el gobierno de una Hacienda que procede de tantos sudores y trabajos . Sus empresas no dexarán de ser felices , y su memoria perpetuamente grata.

      El Señor Baron es de esta misma opinion , y solo no acierta con los medios de economizar en el método de las Cuentas de una Hacienda pública.  El método que quiere o prefiere es el de Recibo o Gasto , Recette , et depense :y esto ya queda dicho , que acredita que el Señor Baron no entendia lo que trataba en este punto.  Pero sea enhorabuena Recibo y Gasto como la de un comprador ó mercader de verduras , una Cuenta en fin en el método primero , que viene á ser una cosa con todo su pelo y su lana , tal qual se pudo usar en la fábrica de la torre de Babel y en los tesoros de Nembrod.

       Pero ¿será una Cuenta que baxo una misma suma abrace todo lo que se recibe por todos los Ramos de una Hacienda pública , y baxo de otra suma lo que se paga por todas las clases de gastos que necesariamente ha de tener un Estado?

       ¿Como era posible que quisiese el Señor Baron una confusion semejante? Esto seria un caxon de sastre , á donde podrian  ir los calculistas mas infatigables á probar y calcular los quilates de su paciencia , mas que los de su talento para cálculos políticos y económicos del Estado . El Señor Baron distingue de contribuciones : unas reales , otras personales ; y dentro de cada una quiere que haya diferentes clases. Aun quiere que las Tarifas de las Aduanas se dividan tambien , distinguiendo en tres clases las mercaderias , y que unas paguen 5 , otras 9 , y otras 13 por ciento , segun la necesidad mas ó ménos de cada una : de modo , que queriendo todo esto , es claro , que quiere que las Cuentas hagan estas mismas distinciones , por donde pueda verse el producto que cada género de contribucion y de cada clase de derechos sin  fatigarse para ello los calculistas.

       Quiérelo así con tanta mayor razon el Señor Baron, quando dexa sentado , "que un Ministro de Hacienda debe hacer ante todas cosas un plan muy exâcto y muy menudo de todas las necesidades del Estado , y examinar con gran cuidado , no solamente lo que necesita el ramo civil y militar , y todos los demas del Gobierno , sino tambien lo que será menester para formar otros de nuevo."

    En el párrafo inmediato asienta , que comunmente se confunden los principios de la economía de una particular con los de un Reyno. Que el particular arregla su gasto á sus rentas : mas un Rey arregla sus rentas a los gastos que necesita para la conservacion del Estado : es decir ,  que un particular prudente calcúla primero lo que tiene , y luego lo que ha de gastar ; y un Ministro de Hacienda al contrario , calcúla primero lo que ha de menester gastar , y luego calcúla las contribuciones que lo han de producir.

       Dice muy bien el Señor Baron , y segun esto he aqui á un Ministro de Hacienda con una balanza en la mano ,  poniendo a un lado y á otro partidas y mas partidas , moderando unas , aumentando otras , suprimiendo éstas , inventado aquellas ; todo con el fin de no cargar á los Pueblos con mas de lo que pueden llevar : de favorecer á un género de industria propio ; de reintegrarse si es posible sobre un extraño ó ménos necesario : y (por abreviar) hecho un alquimista político con su balanza , sus Cuentas y presupuestos , devanándose los sesos por acertar á combinar un número sin número de cosas relativas á un número sin número de otras , como quien  tiene en sus manos el bien y el mal de tantos hombres : ¡Qué bella ocupacion ésta , para quien no tiene unas Cuentas exactas y bien distinguidas sobre el fixar sus cómputos! Si serian asi las que tenia el Lord North , quando , segun creo haber visto en su Gazeta ,  habiendo hecho el presupuesto de gastos para una primer año de guerra , calculó los arbitrios y contribuciones con tal acierto , que casi vinieron , como solemos decir , pie con bola : cosa que como  no la sé hacer , no acabo de admirar.

       Supuesto ,  pues , que son indispensables muchas y muchísimas distinciones en las Cuentas de un Reyno , y que hay mercaderias , frutos y efectos que tienen sobre si diferentes derechos , impuestos y arbitrios de cuyos productos es necesario llevar Cuentas distintas y separadas : veámos cómo se deberán hacer los asientos , de modo que el despacho sea expedito ,  las Cuentas exâctas , y la economía en las manos executoras la que sea posible , como es de justicia.

       Supongamos que un fulano presenta varias mercaderias á una Aduana , las quales adeudan cinco diferentes derechos , y los paga en dinero efectivamente. Otros varios presentan otras , y aguardan con impaciencia su pronto despacho. El caso es comunísimo y de los mas simples que se pueden ofrecer , porque aqui no hay pagar parte del adeudo en dinero , parte en letras y parte en crédito á pagar á cierto plazo ¿en que método harémos asiento de esto?

       En el primero se habrá de hacer una asiento en la Cuenta del dinero , y expresará la causa y forma de la Partida con bastante individualidad. Luego harémos cinco asientos tambien con expresión de la misma causa y forma en las Cuentas de los cinco ramos ó derechos, abonándoles , ó sea haciéndonos cargo de lo que á cada uno ha correspondido.

       Si estas Cuentas estuviesen todas en un Libro  comun ó de pliego horadado  no podrian hacerse los asientos sino por una sola mano , y repitiendo en todos su historia , y entónces el despacho no sería expedito. Es , pues , necesario , que para que lo sea , haya aun Libro separado para cada Cuenta ó Ramo : y para cada Libro , ó poco ménos , segun las circunstancias , haya tambien un Subalterno.  De modo , que á 50 ó 100 divisiones ó Cuentas corresponderán otros tantos libros y pocos menos empleados . Contaduría de intervencion no puede faltar ; y en ella se repite la misma cancion , trabajo ay gasto. El despacho será expedito , y podrá ser tambien exâcta la Cuenta; ¿pero habrá economía? ¿Se tocará el inconveniente de un cúmulo extraordinario capaz de apurar la actividad de los mas infatigables calculistas? Me parece que no dexará de tocarse uno y otro , y he aqui al Señor Baron embarazado en sus propios deseos , y aconsejando un método de llevar Cuentas , que monten ellas mas que el dinero , despues de haber consumido mucha parte de él en empleados y sueldos.

       Pero adoptemos el arbitrio de un Diario para sentar todas las partidas con individual explicación de todas sus circunstancias esenciales , y un Libro Mayor, en que divididas convenientemente las Cuentas de todos los ramos, derechos ó impuestos con todas las subdivisiones de sean necesarias ,  se asienten las Partidas por mayor ó concisamente con relacion al folio del Diario donde estan con individualidad , y por extenso : y he aquí que hecho el asiento en el Diario , y cobrado el adeudo , se despacho al Conductor ó al Comerciante , se dió lugar al despacho de otro y otros ; de manera , que no ajustarán algunos subalternos tantos adeudos como uno solo podrá sentar en su Diario : y asi el despacho es expedito y la economía es visible , pues basta uno solo para llevar las Cuentas, mediante que cesando la concurrencia en aquel mismo dia, ó en otro en que n o la hay , ó es menor , pasará las Partidas á las respectivas Cuentas con la concision y brevedad referida : y un Calculista , un Director de las Rentas , ó un Ministro de Hacienda (digno objeto de la compasion del Señor Baron) hallará en un solo Libro resumidas todas las Cuentas con todas las noticias que necesite para sus cómputos , sin que tenga que fatigar su paciencia , ademas de su talento , en resolver un carro de papeles , ó una Librería mas numerosa que la de muchos Letrados.

       Todo esto se conseguirá con adaptar un Diario ó Manual. El que éste sea imperfecto como el del 2º método , ó perfecto como el del 3º es otra qüestion , en que consiste , que el método que haya de preferirse sea el que llaman Partidas sencillas , ó el que llaman Partidas dobles : y habiendo visto ya lo que es el uno y el otro, no me  parece que el Señor Baron dexará de dar quartel para las Cuentas de la Hacienda de un gran Reyno al método perfecto , confesando que su propia excelencia le hace mas recomendable para una Hacienda pública, y que una Hacienda pública le debe admitir con incomparablemente mayor razon que todos los Comerciantes del mundo. Porque , si segun nuestro Solórzano dice, por este método lograron los Comerciantes abarcar mas negocios , y salir bien con ellos : yo no sé por qué un empleado en la Recaudación de la Hacienda pública no pudiera hacer lo mismo, y excusarse el Estado de muchos sueldos y empleados , y aun de oficinas.

      Pero hay todavía una dificultad , y es otra de las del Señor Baron. Consiste en que son pocos los instruidos en el método de Partidas dobles.

      ¡Que lástima! Con que porque sean pocos los instruidos en un arte y perfecto y necesario á un Reyno , ¿se ha de abandonar y desechar? Vaya que el Señor Baron tiene cosas de hombre mayor , ¿Quien mejor que un gran Reyno puede hacer que haya muchos instruidos? Sus sueldos y sus honras , ¿no serán un poderoso aliciente para que los haya?

       En el año 1638 fué el famoso sitio y gloriosa defensa de Fuenterrabia ; y por orden del Rey estaba haciendo de Ingeniero de las obras de aquella Plaza el Padre Francisco de Isasi, Jesuita. ¡Que abundancia de Ingenieros habria entónces en España! ¿Y ahora?.

      Yo he oido , que hasta muy adelantado este siglo era tan escasa en España la habilidad de los Profesores de violin , que quando en una orquesta se ofrecia executar una semifusa , estaban destinados algunos para la execución de aquel pasage ; paraban éstos un  poco ántes , y se disponian á la execucion como quien se dispone a dar el saldo de Alvarado , y llegado el punto cerraban los ojos , apretaban los puños , y lo hacian como lo hacian , y salia como salia , miéntras los otros aguardaban á que viniesen figuras mas sencillas. El gusto de la música y el favor que logró en la mitad del presente siglo , ha hecho que no haya ciego, y especialmente ahora Matapollos , que  no se burle de tales atascaderos.

      Quando vinieron á Europa los guarismnos de que ahora usamos (y sean Árabes ó Mogoles)  tendrian que vencer la posesion que tenian los Romanos. No ha dos siglos que en Cuentas de la Real Hacienda se ponia una columna de números Romanos ó Castellanos , y otra de los Árabes ó Mogoles. Esto yo lo he visto , que nadie me lo ha contado. En el tratado de Solórzano, que arriba dixe , se advierte tambien en el Comercio, que usando de los Árabes en las planillas , las sumas de éstas se sacaban a fuera en los Romanos ó Castellanos. Tanta fuerza tiene la costumbre! Al presente aquellos han prevalecido , y estos han quedado reservados entre cortinas para memoria como el rito Muzárabe , ó para inscripciones latinas.

      Quando no se sabía enquadernar el papel , se inventó el agugereo para hacer manojos. Hoy es otra cosa , pues las mugeres cosen papel mejor que lienzo , y aun los mozos de los mesones tienen enquadernado su libro par la cuenta de paja y cebada.

       De exemplos de esta linea se podrian componer tomos en folio ; pero vengamos á uno , que urgirá mas al Señor Baron.

       En  la misma obra de sus Instituciones , cap. 14. tomo I. trata de los cálculos políticos ó aritmética política. Dice , que los mayores políticos miran a esta ciencia como indispensablemente necesaria para gobernar : que tuvo su origen en Inglaterra año 1667 (época de engrandecimiento de aquella Potencia) : que se acordaron tarde de ella los Ingleses : que despues la han cultivado muchos de aquella y otras naciones , de los quales cita muchos y no todos ; y concluye ponderando la unidad de este estudio , y su necesidad para gobernar bien un Estado.

       Ahora bien : una ciencia de esta importancia durmió en el mundo , hasta que en 1667 publicó su obra el Capitan Juan Graunt.. Este fué quien abrió el camino á este estudio , ¿quántos cálculistas habria entónces? ¿Y despues quántos hay? En el dia todos calculan, y parece que hay tantos Calculistas como pelucas. Pues si en una ciencia tan dificil, cuyo estudio á poquísimos promete premio , se ve esta propagacion de Profesores , ¿Por qué no serán muchos los del método perfecto de llevar Cuentas ,  siendo mas fácil y mas franco y liberal en premios y exercicios , quanto va de uno que solo premia y promete á ménos de un octavo por ciento de los que se meten por sola devoción de parlar á calculistas políticos , á otro que premia efectivamente á un numeroso exercito de ocupados en la Cuenta y razon de un gran Reyno?  Yo á lo ménos he observado , que son mas los Sastres y Zapateros , que los Pintores y Arquitectos: y por qué será sino porque damos ocupacion y mantenimiento a mayor número de aquellos que de éstos. He aqui la razon de que sean mas los grados y borlas maestrales que se dan en una facultad que en otra. Desengañémonos : un Estado , un Reyno , y mas si es grande , no debe quejarse de no tener muchos Profesores de una ciencia , ni de una arte : si esta es importante no debe desecharla por falta de Profesores ; pues tiene en su mano los medios de criar muchos mas de los que hubiese menester . Y sino díganos algo el Señor Baron acerca de ¿qué dificultaron hallaron para adoptar , y qué inconvenientes hallan en mantener el método de Partidas dobles en las Cuentas de las Hacienda pública aquellos Paises , donde dice , que se habia introducido su uso?  Entretanto que nada nos dice de esto , habrémos de argüirle y convencerle con su propia noticia , con la cual destruye todo quanto decide , y dificulta contra el método de Partidas dobles para las Cuentas de un gran Reyno. Si esto es grande , grande será tambien la conveniencia , y la necesidad , y grandes los medios de lograr el bien, procurándole sucesivamente , supuesto que no es necesario que todo se haga á un tiempo en todas partes.  Con el tiempo se hará tan comun esta ciencia como lo es en Italia ,  de donde segun se lee en la Obra intitulada los intereses de las Naciones de la Europa , se sabe ser tan familiar allí la Partida doble, que se sirve de ella hasta en las Cuentas de los negocios domésticos , y en la Administracion de las hacienda de campo que cultivan de propia Cuenta.  ¿Somos menos que los Italianos? ¿lo que no es imposible para los particulares en individuo, lo es para un gran Reyno?

       Concluyamos , pues , que léjos de haber alguna razon , para que el método que es excelente par las Cuentas de los Comerciantes lo dexe de ser para las de la Hacienda pública de un gran Reyno ; por el contrario ninguna hay para que no sea para ella mas excelente , mas conveniente , mas necesario , y mas asequible con una como infinita proporcion , qual es la que hay entre los intereses y medios de un Comerciante , y de todos quantos Comerciantes hay y puede haber en el mundo , y los de una Hacienda pública de un Estado , aunque sea de los mas reducidos de todo el Orbe.  

  

Conclusion.

 

Basta para disertacion , y aun temo que sobra , y mas si no he sabido persuadir al auditorio , á que derogue y anule la terrible sentencia fulminada por el Señor Baron de Bielfeld , no tanto contra el método de Partidas dobles , como contra la Hacienda de un gran Reyno , á lo qual induce a privar de los imponderables beneficios , que la traeria el llevar sus Cuentas por aquel método excelente que la industria humana ha sabido inventar para hacerlo con exâctitud , con facilidad , con brevedad y con economía. Yo no creo que el Señor Baron haya tenido intencion de desacreditar su Obra con una decision tan opuesta a las Instituciones , con que ha querido ilustrar la ciencia política. Solamente creo , que fálto de conocimientos necesarios del arte de llevar Cuentas , tuvo la flaqueza de meterse muy adentro en este Campo raso , pudiendo haberse contenido dentro de trincheras donde no fuese tan fácil acometerle.

Débesele perdonar esta falta de indulgencia. Es un Caballero , y es un Extrangero respecto de nosotros , y los Españoles debemos ser indulgentes y atentos con las demas Naciones , porque no tenemos aquel grado de magisterio con que tan comunmente deciden algunos de ellas de nuestra incultura y barbarie , sea , ó no sea , venga , ó no venga.

Es un hombre político , y en quanto tal debemos confesar , que cumplió con su obligacion en dar lugar á la Cuenta y Razon de las Rentas públicas entre los puntos mas esenciales del gobierno político. , y enseñando ser esta una parte necxesaria para el acertado gobierno de la Hacienda de un gran Reyno. ¿Qué importa , pues , que acaso sobre informes agenos errase acerca del modo? Un hombre como Plinio Secundo en la décimoquinta de sus Cartas , lib. 5 ,  dirigida á Poncio , decia: "que elia de mala gana , y de corrida las Cuentas de Provincia , porque su profesion y sus tareas habian sido en otro género de negocios y papeles" ; y no por esta sencilla confesion dexó Plinio de ser hombre de provecho ,  ni dexa de serlo el Señor Baron , pues no debe perder el mérito de Político por el demérito de Contador.

          Pero si aquel Caballero tiene á su favor estas rezones para nuestra indulgencia ¿quáles tendrán para merecerla los que siendo de la profesion , y tal vez no habiéndola de otras artes , ni letras , que es lo mas comun , quizá ignoran que el llevar Cuentas es un arte y una ciencia que tiene principios y reglas : y que por consiguiente su profesion no es tal humilde y baxa como la de un zapatero , que solo se aprende á fuerza de tiempo y de mojicones?  ¿ y cómo perdonarémos á los que sin saber nada de esto , si se lo dicen , lo maldicen?  La práctica , la costumbre , nuestros antepasados , la novedad , método extrangero : todos estos y otros semejantes títulos son ya papeles mojados , y todo el mundo sabe y conoce , que no son en suma otra cosa , que unos débiles y miserables parapetos y espantajos de la ignorancia , de la pereza , de la preocupacion y del capricho.  No tratamos aquí de vagatelas y fruslerías , ni de cosas indeferentes , para las quales puede muy bien oponerse (y oxalá que se opusiesen) las armas de la costumbre , y el respeto debido á nuestros mayores. Trátase de una materia útil ; y muy necesaria y absolutamente indispensable en el mundo : trátase de una ciencia , de un arte y de una perfeccion :  y para cosas de esta clase , es una torpeza recurrir á prácticas , ni á costumbres , y es un agravio manifiesto y sacrílego á nuestros antepasados el oponer su respetable autoridad contra los adelantamientos de los artes.

A estos fanáticos profanadores de la antigüedad quisiera yo preguntar , ¿quáles ó de qué siglos son los mayores con quienes se abroquelan? Son acaso los del tiempo de Ataulfo , ó los de Recaredo , los de D. Rodrigo , los de Mauregato , los de D. Fernando y Doña Isabel , los del siglo 16 ó los del 17. ¿Quáles de tantos son esos nuestros mayores con quienes nos hemos de conformar? Señálennos algunos determinadamente , supuesto que hay en que escoger , y verán que en todos tiempos ha habido quienes han establecido , y quienes han variado , quienes han ignorado y quienes han sabido , quienes han mandado y quienes han desmandado , quienes permitieron y quienes prohibieron , quienes adoptaron y quienes desecharon , quienes inventaron ó favorecieron , y quienes lo abrazaron ó lo resistieron. Señálennos si saben , ¿quál fué el fatal momento en que la infinita Sabiduría de Dios cerró sus tesoros , y resolvió no comunicar á los hombres mas luces , mas conocimientos , mas modos , ni mas remedios de perfeccionar las Artes y las Ciencias? Ó ¿quál fué el tiempo en que nuestros antepasados acordaron cerrar la puerta á toda invencion , á toda perfeccion?

¡ Válganos Dios ! Si vinieran nuevamente al mundo nuestros gloriosos antepasados , y viesen á estos hijos espurios y adúlteros armados contra la utilidad pública con aquellas mismas armas que ellos grangearon por ella , ¿ qué dirian y qué harian?

Supongamos , que venian en paz , pero haciendo justicia , y que dando á escoger á cada uno de estos sectarios de la antigüedad el siglo de su veneracion , quisiese reducir a cada á uno al estado y tenor de vida de aquel tiempo que escogiese : el mismo trage y tela desde el calzado hasta la cobertera de la cabeza : lo mismo en la comida , en los muebles , en las ocupaciones corporales , en el trato social , en las obligaciones civiles , y en todo , en fin , quanto entonces se practicaba, sin permitirles nada de lo que ahora se practica. ¡ Qué transformaciones tan vistosas harian ! ¿Como quedarian estos ridículos vetustistas , quando se viesen con la pena de tener aquello que ahora quieren que tengamos , y de no tener aquello que ellos mismos disfrutan? En lugar de un zapato á la Iglesia ,  unas abarcas ó unas sandalias á la capuchina ó á la franciscana : En lugar de hebillas agujetas , ó quanto mas un boton de la misma tela : en lugar de medias de seda , unas de estameña ó de cuero : en lugar de tafetan ó paño de S. Fernando , uno de Chinchon ó Baeza , &c.: en lugar de botones , un cordon ó agujeta con su clavillo . en lugar de un calzon ajustado , las bragas de un Maragato  : en lugar de rizos ó peluca , pelo tendido ó cortado , pestorejo y calva rasa : en lugar de sombrero de castor , un bonete de ahorcado ó capirote de paño burdo : en lugar de una mesa expléndida , una muy frugal : en lugar de una vida mole y deliciosa , una dura y laboriosa : en lugar de un trato libre ,  uno de escrupuloso y expuesto a coscorrones ; y en fin , así de todo lo demas , porque decir ni pensar que la gente de estos dias podria soportar la vida y costumbres de ahora quatro ú seis siglos , es un grande disparate. Pues qué , si estando enfermos de un tabardillo , no le diesen gota de agua , y si adolecian de otros muchos achaques y dolores los privasen de los socorros que el arte y la naturaleza van descubriendo cada dia para nuestro alivio y remedio , solo porque esto no se sabia tres ó quatro siglos ha! Pregunto , ¿habria pena mas justa ni mas insufrible?  Tardarian estos vetustistas en desear y suspirar por los tiempos presentes y en blasfemar de aquella antigüedad que ahora quieren que veneremos?

Sí , Señores , justo es venerar á nuestros mayores ; pero veneremos é imitemos á los que tienen por qué ser venerados é imitados.  Veneremos á todos aquellos que ó inventaron ó protegieron y adoptaron las cosas mas útiles , masa que vinieses de nuestros propios enemigos. La Imprenta , que tan útil es á todas las Artes y Ciencias , el papel , la aguja de navegar , y otras infinitas cosas , no ha ninguno miles de años que se inventaron ,  y nuestros mayores los adoptaron , y nosotros las estamos disfrutando , sin considerar acaso estos beneficios , porque no conocemos los efectos de su privacion.

Pero concluyamos : pocos dias ha que Mr. Masson y el Señor Abate Tirabosqui nos trataron de gente idiota y de ninguna utilidad al genero humano , poniéndonos de oro y azul porque les dio la gana , y así fué su bon plaisir . Inmediatamente se les fueron algunos á las barbas ,  y les dixéron mucho ménos de lo que podian y ellos merecian.  En nuestra propia casa ha habido otro Señor que no ha dicho mucho ménos , y tampoco ha quedado sin respuesta , y aun respuestas , todas dirigidas ha hacer almoneda y tienda pública de nuestros inventos y de nuestros adelantamientos en Artes y Ciencias , á fin de purgar á nosotros y á nuestros mayores de tan gran mengua.  Y pregunto , ¿ qué parte toman en esta honrosa y justa lid nuestros héroes ,  los susodichos vetustistas?

Como esta es gente que entiende poco de razones , de ellos habrá que quieran imitar al Cid quando marchaba en defensa de  nuestra independencia del Imperio de Alemania. De ellos habrá , que imitando á Suero de Quiñones vayan al paso del rio Vidasoa á a renovar la escena del puente de Orbigo.  Otros querrán mas los tiempos de D. Quixote , imitándole en alguno de sus grandes fechos , por arrancar la confesion de la preferencia de Dulcinea sobre toda hermosura criada. Y ¿quien  sabe por quáles derrumbaderos echarán a otros teniendo a escoger tanta diversidad de costumbres como huno entre nuestros antepasados? porque eso de callar y amorrar, no fue ciertamente del humor de nuestros abuelos.

            Pues ¡ válgame Dios ! ¿por qué , ni para qué tanto duelo contra Mr. Masson y el Signor Abate , porque nos traten de necios , si lo hemos de ser practicamente , asiéndonos de los exemplos de algunos de nuestros antepasados , y dexando los de otros que honraron nuestra Nacion con sus tareas y desvelos?  No será una manifiesta contradicion darnos por sentidos de que nos digan lo que no solo no desdeñamos , sino que defendemos debe ser?

Tomemos , pues , por modelo a nuestro buen patricio Solórzano en la materia de que tratamos. Tuvo aquel la desgracia de que inmediatamente á su obra casi todas las Ciencias y Artes vinieran á dar en un paréntesis , en una paralisis lastimosa , y especialmente nuestro Comercio (que es el que fuera de España ha cultivado esta Ciencia) , comenzó á decaer casi con precipitacion entre nosotros. Trabájese por restituirle á su antiguo explendor , y como una parte de sus progresos va , aunque lentamente ,  adoptando la reforma de las Cuentas. El Bachiller D. Luis de Luque y Leiva le ha dado en Cádiz un tratado , que aun reimpreso dexa no poco que perfeccionar á otros que quieran imitarle en su zelosa diligencia.  Hacen sus pinicos las Ciencias y las Artes que recibimos de nuestros Padres como muertas ; Todo el mundo parece que se conmueve y pone en exercicios sus Potencias por inventar y restablecer algo útil : hay arte de cazar , de trinchar , y en fin , estamos en un siglo en que se nos ha dado arte de peluquero-barbero-bañero , cosas mucho menos útiles , y algunas livianas y sensuales ; y ¿será posible , que una tan necesaria como es el saber llevar Cuenta y Razon , nos haya de merecer tan poco , que teniéndole escrito en nuestra lengua desde dos siglos hace , en aquel tiempo que freqüentemente oimos aclamar , no le hayamos de dar una vida nueva , ántes le hayamos de dexar dormir entre el polvo y los rincones , para que nos puedan decir lo que no queremos que nos digan?

No : nuestra Nacion no es muy amiga de sufrir improperios , y esto me promete , que dexando allá en su tema a los hipócritas veneradores de la antigüedad (cuya semilla es muy comun en todo el mundo) ; se dedicará á cultivar  á Bartolomé de Solórzano , y al moderno Luque, aprovechándose de las luces agenas para su beneficio ; y que consiguientemente dará alguno en nuestra lengua un tratado con todas las perfecciones posibles para la comun utilidad , tanto del Comercio , como de la Real Hacienda , y grandes Señores , y otras personas a quien Solórzano dirigió el suyo.

Bien quisiera hacerlo yo ; mas conozco que ni tengo espacio para ello ,  ni mi capacidad alcanza al servicio de todos : y en esta constitucion me contengo en los límites de mi propósito , y aun pienso haberlos propasado dexándome llevar del deseo de que conozcan todos : 1º. que por mas que diga el Baron de Bielfeld el llevar Cuenta y razon de manejos algo complicados , ya sean de Comercio , ya de Administraciones , ó recaudacion de algunas Rentas Reales ó particulares ,  pide método , y algun estudio mas que el de hacer números : lo 2º. que el hacer asientos dobles , esto es , el hacer dos asientos de cada Partida, es indispensable por la naturaleza del asunto : lo 3º. que el que llaman método de Partidas dobles , nada es menos que lo que dice el Señor Baron de Bielfeld : lo 4º. que este método solo tiene de particular es haber establecido reglas  seguras de hacer con facilidad , brevedad y exâctitud aquellos dos asientos, que pide la naturaleza y objeto de la Cuenta y razon en qualquiera método que se quiera llevar ; y lo 5º. en fin que este método es no solo tan excelente para la Hacienda de un gran Reyno y de qualquiera que posee hacienda de consideracion,  como para el Comercio , sino mas necesario y mas útil con una como inmensa proporcion : pues como dice , y dice muy bien, , el expresado Solórzano,  mientras mayores fueren las Cuentas , mas necesidad tienen de este método de llevarlas.

Si he acertado á persuadir esto ; y si consigo excitar al estudio , y á la práctica del método perfecto de llevar Cuentas , doy por muy bien empleado este corto trabajo ; aunque sea , que salen por ahí , unos impugnando , otros enmendando , y otros increpándome de no haber averiguado  exâctísimamente los Padres legítimos , y los Padrinos zelosos , que en todas las Naciones cultas ha tenido este método , señalando con toda puntualidad las épocas de unos y de otros.  Nada de esto me incomodará , antes me holgaré ver , que se agita con empeño el asunto , si es para darnos algun fruto sazonado. Pero si nada de esto consigo , á lo menos quedará esta Disertacion al siglo venidero para testimonio de que en el presente no faltó quien  procurase defender en quanto pudo el honor de una profesion necesaria y utilísima , y excitar á su estudio,  por cuyo infeliz abandono se siguen lamentables desdichas , inútiles escarmientos , é innumerables pleytos de dificil ó imposible resolucion , como se ve en la carta de Plinio á Romano la penúltima del libro 6., y lo estamos viendo y tocando hoy dia con demasiada freqüencia , pues apénas se ve litigio de Cuentas en que , despues de haber consumido los caudales , no sea preciso venir a un compromiso , ó amigable composicion ó transaccion ; y apénas se ve , ni se oye cosa mas comun que quiebras y descubiertos de Administradores y de Tesoreros ,  nacidas muchas , y acaso las mas de ellas , de la facilidad y aun temeridad con que se abrazan y aun solicitan las cargas sin la suficiencia necesaria para desempeñarlas. A quien estas experiencias no basten , baste la gracia de Dios , que sea con todos , ó baste el conjuro del  Cura de Pareja , que segun el célebre Flavio Josefo es el argumentador mas conveniente para los tercos. Sed hed relinquo : insensatos enim non verbis , sed operibus decet arguere, Libro 2. contra Apionem. Es decir en Castellano.

Mas no quiero decir mas,

Pues á necios no convienen

Argumentos de palabras

Sino de obras que duelen.

 

 

FIN